GGTT ESCUELAS DE ARCOÍRIS OBRA DE TÍTERES SOBRE LA DIVERSIDAD AFECTIVO-SEXUAL Título: AMOR A LA CARTA Argumento: Cupido tiene la tarea de hacer que las personas se enamoren, las cuales caen rendidas de amor la una por la otra desde el mismo momento en que él les lanza sus flechas, pero no siempre es fácil esta labor. Cada día Cupido recibe cientos de cartas de personas que quieren encontrar el amor. Para ello, intentan explicarle en sus cartas qué es lo que buscan en la otra persona: su color de ojos y de pelo, su edad, los rasgos de su personalidad, etc. Pero Cupido hay veces que también se equivoca: por una distracción, porque se olvida de ponerse las gafas, por una mala interpretación de las cartas que recibe, etc. Por eso ha decidido buscarse unos asesores del amor que le ayuden en su trabajo (público). Una bonita mañana de primavera, Cupido se levantó, se lavó la cara, se cepilló los dientes, y antes de que se hubiera puesto sus gafas, escuchó la señal de que había recibido una nueva carta de amor. El mensaje era de un abuelito, Ramón. Su pareja había fallecido hacía ya algunos años y había vuelto a ilusionarse con una persona que había conocido en las clases de salsa. Ramón explicaba en su mensaje que era una persona muy risueña, muy amable con todo el mundo, de poca estatura y con unos kilitos de más. Tenía el pelo corto y blanco y llevaba siempre unas bonitas gafas azules. Cupido se puso a rastrear el barrio en el que vivía Ramón, pero como olvidó por la mañana ponerse sus gafas, tuvo que pedir la colaboración de sus ayudantes. Así encontraron a Lola, que cumplía completamente el perfil que Ramón les había descrito. Cupido sacó una de sus flechas, se puso sus gafas para apuntar bien y… zas! le lanzó sus flechas a Ramón y a Lola, quedándose prendados el uno del otro desde ese mismo momento. Ramón y Lola comenzaron entonces a bailar una salsa en medio de la plaza, como si hubieran sido pareja de baile toda la vida. A la mañana siguiente, muy temprano, antes aún de que Cupido hubiera puesto un pie fuera de la cama, lo despertó el timbre de su buzón anunciado que había llegado una nueva carta. La remitente era Virginia, una chica de 15 años, bajita, delgada y ligera como una pluma, tenía el pelo largo y rizado, de color castaño. Contaba en su mensaje que su mayor afición era el ballet clásico. Desde que tenía cuatro años, asistía dos veces por semana a sus clases de ballet, por lo que era ya casi una profesional. Hacía ya algunos meses que a esas clases acudía también alguien que tocaba hermosas melodías a piano, para que Virginia y sus compañeros y campañeras pudieran bailar. Desde el momento en el que Virginia escuchaba la primera nota de la canción, comenzaba a bailar suavemente como si flotara. Tan bien se sentía Virginia escuchando la música de aquél piano, que sin darse casi ni cuenta se fue enamorando de la persona que lo tocaba. De pronto, Cupido comenzó a oír una bella canción a piano, intentaba identificar quien era para poder unirla a Virginia, pero la calle estaba llena de gente y no lograba identificar quién era. Con la ayuda de sus asesores, Cupido encontró a Cecilia, que desde el momento en el que Cupido le lanzó su flecha comenzó a sentir por Virginia un amor tan grande como el que ella le tenía. Tan compenetradas estaban las dos, que Virginia comenzó a bailar nota a nota la melodía que Cecilia había compuesto para su enamorada. Ya por fin era viernes, y aunque Cupido ya andaba bastante cansado de tanto trabajar durante la semana, después de desayunar se dispuso a leer la primera carta del día. En esta ocasión era Lucía la que le escribía, una niña de 10 años. El motivo de la carta de Lucía era que una persona de su misma clase, y que le gustaba desde hacía ya dos años, cayera rendida de amor a sus pies. La describía como una persona muy tímida, a la que le encantaba dibujar y soñaba con ser algún día dibujante de cómics. Esa misma tarde, Cupido fue a la plaza a la que Lucía solía ir a jugar. Estaba ya muy cansado al final de la semana, así que, para no equivocarse, volvió a consultar con su equipo de asesores. Tras analizar a cada posible candidato o candidata se decantaron por Fernando. Desde el mismo momento en que Fernando fue alcanzado por la flecha de Cupido, empezó a dibujar un precioso retrato de Lucía, que luego le regaló como muestra de su amor por ella. Al día siguiente era sábado y a Cupido le tocaba descansar. Estaba tumbado en su sofá, cuando de repente saltó una alerta especial que indicaba la llegada de una carta con carácter urgente. El remitente era Valentín, un chico de veintidós años. A pesar de su nombre, Valentín nunca se había enamorado. Era un chico muy popular en la universidad, era muy apuesto y le encantaba el deporte, de manera que todas las chicas suspiraban por ser su Julieta. Sin embargo, él solo se interesaba por el fútbol, que era su gran pasión. En la carta, Valentín pedía a Cupido que alguien que había conocido hacía dos meses se enamorara de él, y creía que ya era un poco tarde para ello, de ahí que el envío tuviera carácter urgente. Contaba que compartía la misma pasión que él, aunque al parecer defendía a equipos contrarios. Era una persona muy sociable y alegre, de alta estatura y con el pelo y los ojos oscuros. Cupido no tenía costumbre de trabajar los sábados, por lo que andaba realmente despistado, menos mal que, una vez más, sus magníficos asesores le facilitaron su labor. Al ser sábado la plaza estaba abarrotada, observaron con detenimiento un par de personas que se ajustaban a la descripción y finalmente tuvieron claro que Alejandro era el candidato perfecto. Cupido le lazó su flecha y Alejandro deleitó a su enamorado con unas pataditas al balón. Ya el domingo, todas las parejas fueron de paseo a la plaza a disfrutar de un bonito día de sol y juntos cantaron una alegre canción mientras Cupido los observaba desde su azotea. Personajes: Cupido. Ramón y Lola. Virginia y Cecilia. Lucía y Fernando. Valentín y Alejandro. Escenarios: Todo el argumento se desarrolla en una plaza, por la que van pasando todos los personajes de la obra. En la azotea de unos de los edificios de la plaza, es donde se encuentra Cupido y desde donde observa todo lo que está ocurriendo. Música: Música introductoria antes del comienzo de la obra. Música instrumental mientras cada personaje está leyendo su carta. Canción sobre la diversidad. Cada pareja cantará su estrofa y el estribillo una vez que se han enamorado. Al final de la obra la cantarán todas las parejas con la participación del público.