Estándar de aprendizaje: 1.1. Demuestra mediante ejemplos de diversas fuentes, el amor al prójimo y el servicio en la vida del cristiano. Apartado 3º Texto Bíblico: Parábola del buen Samaritano (Lucas 10:25-37) Podemos ver una historia, que contó Jesús, sobre una persona que después de un atraco queda tirada en la calle mal herida. Y cómo tres personas diferentes que pasan al lado y la ven reaccionan. Sólo la tercera persona le ayuda, además le ayuda en todos los sentidos, tanto recogiéndola, como curándola o económicamente e incluso protegiéndola. Mientras que dos primeras personas la ven y pasan de largo. Esta historia si fuera simplemente eso diríamos ¡Qué buena era esta tercera persona! Pero lo sorprendente de esta historia es que nos dice quién era cada una de esas tres personas. El primero era un sacerdote, es decir, era una persona que pasaba toda su vida prácticamente en la iglesia (en el templo), donde servía a Dios, recogía las ofrendas y hacía los sacrificios de todas aquellas personas que querían adorar a Dios. El segundo era un levita, el cual era una persona que también dedicaba su vida a servir en el templo. Pero en este caso a estudiar la biblia y a predicarla para que todo aquel que tuviera dudas pudiera entenderla. El tercero sin embargo un samaritano, es decir, una persona que pertenecía a otro país, que además el pueblo de Israel odiaba, de ellos decían que eran “perros”, diciendo que no tenían valor alguno para Dios, y los trataban con desprecio, “Israel era el pueblo elegido por Dios, así que el resto de pueblos so pecadores y van a ir al infierno”. Y a pesar de que odiaban a los de Samaria y los trataban mal, esta es la persona que en nuestra historia decide ayudar al Israelita tendido en el suelo. Aplicación: Lo que Dios quiere es que aquello que predicamos y creemos lo practiquemos en nuestra vida diaria con los demás. No basta con hablar del amor sino que hay que amar. Así que tenemos que ayudar a los demás y esto no depende de Cómo nos traten ellos a nosotros.