El AC es una metodología activa que tiene como finalidad el aprendizaje en grupo, la inclusión de todo el alumnado y su autonomía personal. Esta metodología es una excelente oportunidad para trabajar aspectos clave del desarrollo del alumnado como es el talento, la creatividad y la resolución de conflictos de manera creativa y siempre teniendo muy claro que todo el aprendizaje debe fundamentarse en la inclusión. Así, el conocimiento no solo pertenece al docente, sino que es el propio alumno/a, desde su autonomía y con la ayuda de otros compañeros/as, el que es capaz de aprender por sí mismo y de otros. Otro aspecto a destacar de la metodología cooperativa es su capacidad de transformar el tiempo y el espacio en el aula. Mediante el aprendizaje cooperativo el saber no se concentra exclusivamente en el docente, sino que son los propios alumnos, que trabajan en grupos reducidos, los que también enseñan a otros estudiantes. Esto hace que el aprendizaje no sea unidireccional sino bidireccional y que tiene muy en cuenta además de la opinión de los/las chicos/as, sus inquietudes, intereses y motivaciones. Los cuatro pilares del aprendizaje cooperativo: 1. Organización. Se centra en la formación de grupos y en la disposición del espacio en el aula. Dentro de la metodología cooperativa hablaríamos de tres tipos de grupos o equipos: equipos de base (suelen ser de unos cuatro alumnos/as, grupos permanentes y heterogéneos), equipos esporádicos (suelen ser de un número indeterminado de alumnos/as, heterogéneos y homogéneos) y equipos de expertos (variante de los equipos de base donde un alumno se convierte en experto sobre un contenido en su grupo para poder enseñárselo a su grupo y al resto de grupos). Debemos tener en cuenta que la organización no solo tiene en cuenta la formación de equipos sino la distribución del espacio que rompe con la concepción tradicional. 2. Implantación. Para la implantación de la metodología cooperativa en el aula se tienen en cuenta cinco aspectos fundamentales: las dinámicas de cohesión que permiten a los estudiantes valorar el trabajo en equipo, las normas de funcionamiento que deben ser aceptadas por todos los miembros del grupo, los roles que cada estudiante lleva a cabo en su grupo (portavoz, secretario, responsable de material y coordinador), el plan y cuaderno de equipo donde cada grupo registra el trabajo llevado a cabo a lo largo de una sesión lectiva y, por último, las celebraciones en las que cada grupo se felicita por el trabajo bien hecho y que sirven para cohesionar al grupo y fortalecerlo. 3. Dinamización. Al tratarse de una metodología, el trabajo cooperativo tiene lo que se denominan sus propias estructuras de aprendizaje en las que se puede incidir en cada una de ellas en un objetivo concreto. 4. Evaluación. La evaluación se entiende como algo fundamental en cualquier metodología y también en el aprendizaje cooperativo. Y no solo la evaluación, sino también la autoevaluación y la coevaluación. Para cualquier tipo de evaluación se cuenta con la denominada rúbrica de evaluación. Debemos tener en cuenta qué queremos evaluar: el trabajo como equipo cooperativo y el contenido dado, pero usando esta metodología activa. Una vez que tenga claro esto, lo más fácil es: 1) Para evaluar el desempeño como equipo cooperativo utilizar las RÚBRICAS a. Para el profesor b. Para el grupo/alumno c. Para un alumno con el rol de observador 2) Para evaluar un contenido buscar algunas estrategias simples: ( ver el material de María Barceló enlazado en Colabora 3.0 - http://www.mariabarcelo.es/?p=2841-) a. Cabezas numeradas b. Preguntas compartidas c. Folio giratorio d. Lápices al centro …. A continuación, se añaden lo modelos de rúbricas que se han diseñado para que usemos todos los/as componentes de la FC: MODELO DE RÚBRICA para la evaluación grupal: MODELO DE RÚBRICA para la evaluación del grupo por parte del/ de la docente: FICHA DE EVALUACIÓN DEL TRABAJO DEL GRUPO FICHA DE EVALUACIÓN DE LA PRESENTACIÓN ORAL DEL GRUPO