Cuento motor: “La excursión” Fuente: Posibilidades metodológicas del cuento motor en educación infantil y primaria: aproximación teórica – Diego Alías Gallego – ISSN: 1989-9041, Autodidacta © Objetivos • Ampliar las posibilidades de movimiento con las habilidades motoras básicas (desplazamientos, saltos, equilibrios, arrancadas, paradas, reptar…). • Desarrollar la expresión no verbal, descubriendo el propio cuerpo como vehículo de comunicación. • Desarrollar la lateralidad. Contenidos • Orientación espacio-temporal. • Coordinación dinámica y visomotora. • Lateralidad. Materiales: aros, conos, picas y cuerdas. Duración: 15-20 minutos. Nº de alumnos: 25 aproximadamente. Lugar: patio o gimnasio. Texto del cuento Puesta en escena 1º Fase. Animación Érase una vez, un grupo de niños que estaban de campamento. Un día, el monitor que iba con ellos les dijo que irían de excursión por la montaña a la mañana siguiente. Los niños estaban acostados y poco a poco fueron despertando. Lentamente se levantaban, se desperezaban e iban moviendo poco a poco su cuerpo. Estamos en el patio, sentados en círculo. Ahora tenemos una nueva identidad: somos niños que se van de excursión. Vamos haciendo gestos como si nos acabáramos de levantar de la cama: movemos los brazos, el cuello para un lado, para otro, el tronco etc. 2ª fase. Parte principal Cuando estaban todos reunidos en fila india, el monitor comenzó la marcha por el campo. Comenzaron a andar tranquilamente cuando de repente tuvieron que parar. Había que cruzar un río y no había ningún puente. Comenzaron a sortear de puntillas. Entonces María chillo: ¡Ahí hay unas rocas sobre las que podemos saltar para cruzar el río! Todos admitieron la propuesta de María y finalmente encontraron unas 5 rocas sobre las que tuvieron que saltar con los pies juntos para no perder el equilibrio y así cruzar el arroyo. Empezamos a andar despacio en fila por el espacio. Las rocas sobre las que saltar serán aros puestos en fila. Los alumnos en varias filas tendrán que saltar con los pies juntos dentro de los aros. Comenzaron a adentrarse en el frondoso bosque. Las ramas de los árboles fueron estrechando el camino. Al principio iban caminando con normalidad, poco a poco las ramas dificultaban el paso y tenían que avanzar lateralmente. De repente el sendero se adentraba entre una gran barrera de arbustos espinosos. Para franquearlo los niños tuvieron que ir agachándose e ir poco a poco avanzando en cuclillas Para no pincharse. La cosa se ponía fea y el camino cada vez se estrechaba aún más, total, que tuvieron que ir reptando para finalmente salir de los arbustos Una vez dejado atrás el bosque y el laberinto de arbustos espinosos tocaba subir a la montaña. El monitor eligió una ruta algo dificultosa. Comenzaron a caminar y a ascender la montaña. Poco a poco tenían que agrandar las zancadas para poder subir. Llegaron a un tramo de la montaña en el cual se divisaba un precipicio. Se encontraron unos troncos tumbados para pasarlo. Para ello empezaron a andar juntando los pies, uno delante del otro para llegar al final, teniendo cuidado de no caer hacia abajo por el precipicio. Finalmente llegaron a una zona de praderas suaves de la montaña. Desde allí se veía una cueva. El bosque estará formado por conos, picas y cuerdas. Franquear los arbustos espinosos equivaldrá a esquivar unas picas y los conos andando de cuclillas. Finalmente reptar por un trozo de pista delimitado por cuerdas. Andamos de un lado a otro de la pista haciendo la zancada cada vez más grande. Los troncos tumbados serán unas cuerdas colocadas en filas por la pista. Los alumnos tendrán que pasar con los pies juntos, uno delante del otro por encima de ella hasta llegar al final. El monitor decidió llevar a sus alumnos a la cueva. Los alumnos entraron gritando y saltando. El monitor divisó a un oso que estaba invernando en el fondo de la cueva y advirtió a sus alumnos del peligro: -¡llevad cuidado, hay un oso durmiendo y se puede enfadar! Así que los alumnos continuaron de puntillas y sigilosamente por la cueva. Una vez allí, todos se quedaron inmóviles, con sus caras sorprendidas por lo que todos veían. En las paredes y el techo de la cueva había pinturas primitivas. Los dibujos eran representaciones de personas haciendo gestos. Saltar haciendo gestos de alegría. Andar de puntillas despacio. Mantener una actitud vigilante. No hacer ruido para que no se despierte el animal. Al monitor se le ocurrió jugar a un juego. Como había tantas pinturas decidió que los niños, por grupos, eligieran un dibujo y lo imitasen, el resto de grupos debían acertar la actividad llevada a cabo en el dibujo. Por grupos realizar figuras que los demás tendrán que imitar y decir de qué se trata. 3º fase. Vuelta a la calma Al cabo de un tiempo, salieron de la cueva y siguieron caminando por la montaña todos en fila. Los niños estaban cansados ya. El monitor los llevó hacia una carretera donde les esperaba el autobús que los llevaba de vuelta al campamento. La carretera estaba llena de baches y curvas. Cada vez que pillaba el bus un bache todos los alumnos saltaban de sus asientos y con cada curva se inclinaban hacia la derecha o izquierda. Finalmente llegaron al campamento. El autobús estará representado por una fila. Cada alumno se cogerá de la cintura del compañero que tiene delante. El primero será el conductor del autobús. Cuando el profesor avise: - Bache: todos los alumnos tendrán que dar un salto estáticos en su lugar (asiento del autobús) - Curva hacia la derecha: Todos los alumnos girarán el tronco hacia le derecha - Curva hacia la izquierda: Todos los alumnos girarán el tronco hacia la izquierda. Los niños llegaron a sus habitaciones cansados de un largo día. Se tumbaron sobre sus camas, cerraron los ojos y relajaron sus cuerpos muy despacio recordando lo bien que lo habían pasado. Eran felices. Nos colocamos en el suelo tendido supino, cerramos los ojos y relajamos los brazos, las piernas, el tronco…