TAREAS A REALIZAR: Fecha límite: 20 de mayo de 2020 Tarea 1: ¿Cómo me veo como docente?, ¿Cuál es mi tendencia para con el alumnado? ¿Soy firme o soy amable? Reflexiona sobre las siguientes preguntas: 1. ¿Cuál es mi tendencia? ¿por qué? 2. ¿Qué cosas digo que son exclusivamente firmes y qué efecto causan en el alumnado? 3. ¿Qué cosas digo que son exclusivamente amables y qué efecto causan en el alumnado? 4. ¿Cuál es, en tu opinión, la mejor postura? No tengo una única tendencia. un profesor debe ser ante todo versátil y adaptarse a las circunstancias y las distintas situaciones a las que se enfrenta a diario en el aula. En ocasiones toca ser firme, y en otras toca ser amable. Lo que suelo decir firmemente sobre todo al principio de cada curso, son las líneas imaginarias que no se deben sobrepasar en el aula, ni con respecto a los compañeros, ni con respecto a mí como docente. Las cosas exclusivamente amables que les digo están relacionadas con su entorno familiar y social más cercano, como el interesarme por hermanos o hermanas mayores que yo ya haya tenido en clase, o por alguna situación particular de sus casa, paro, enfermedades, etc. Creo firmemente que hay que conocer la realidad del alumno que tenemos sentado en clase. No son máquinas, sino seres vivos que , en ocasiones atraviesan por circunstancias muy difíciles, y es fundamental que las conozcamos para saber la causa de su comportamiento e intentar ayudarlos para solucionar, en la medida de lo posible, los problemas por los que atraviesan. NO hay una postura mejor que la otra. Todo depende del alumno en cuestión y la situación. Tarea 2: 1. Piensa en un alumno o alumna en concreto y en su comportamiento habitual en clase tomando como punto de partida las metas equivocadas. 2. Analiza una situación en concreto y reflexiona sobre cómo actuaste con él o ella 3. ¿Cómo reaccionó el alumno o alumna ante tu comportamiento? ¿qué hizo? 4. ¿Cuál consideras que puede ser la meta equivocada de tu alumno o alumna? 5. ¿Qué puedes mejorar para que la situación cambie, siempre teniendo en cuenta y reflexionando sobre tus elecciones ‘acertadas’ y ‘equivocadas’? Se me viene a la mente un alumno en concreto. Muy inteligente, pero con las metas equivocadas. Era altamente disruptivo y violento. No aceptaba norma alguna y empezó a coquetear con distintas sustancias, lo cual hacía que su comportamiento fuera impredecible. En una ocasión tuvo un enfrentamiento en clase con un profesor al cual le lanzó la silla en la que estaba sentado. No le dió porque no quiso darle. Conocía muy bien donde se encontraba el límite entre una falta grave dentro del centro y un delito punible, ya que tenía más de 16 años. Al llegar yo al aula, se encontraba muy nervioso y crecido por el estado de pánico que había generado en el profesor y sus propios compañeros. En este caso, mi primera postura fue de firmeza para conseguir sacarlo del aula. Una vez estuvimos los dos solos en el aula de convivencia continué con firmeza, instándole a decirme qué había provocado tal comportamiento, del todo injustificado. Conforme pasaba el tiempo, se iba poniendo más y más agresivo, sin llegar a insultarme, pero diciéndome que lo dejara en paz, que no me metiera por medio y que iba a volver al aula a rematar al profesor. Tuve que cambiar la estrategia y volverme amable, hablándole de las consecuencias que le iba a traer su comportamiento. En un primer momento reaccionó de forma violenta, dando un puñetazo a la pared donde yo estaba apoyada a escasos centímetros de mi cara. Después se derrumbó y empezó a llorar. Creía que ya era demasiado mayor y que había perdido el tiempo. También habló sobre los profesores que le prejuzgaban antes de conocerlo. El alumno no tituló. Meses después, me lo encontré en la calle y me dijo que estaba tratando de obtener el título en adultos. Su aspecto ya no era el de dejadez que llevaba cuando era mi alumno. Supongo que no fui determinante, pero algún granito de arena puse para su recuperación. En 21 años de profesión jamás he tenido un alumno tan brillante en mi asignatura.