En esta mi primera entrada como miembro del Grupo de Trabajo sobre Competencias Clave, quiero comentar que -si bien el año anterior ya estuvimos trabajando en ello-, cada vez veo más ventajas en la valoración de la adquisición de dichas competencias y a la vez serios inconveneintes a la hora de trasladarlas al trabajo en el aula. Cierto es que contamos con recursos teóricos suficientes; el problema lo encuentro en adaptar la metodología y los contenidos en el corsé que supone un currículum que debemos desarrollar. La diversidad y heterogeneidad del alumnado es un factor importante a tener en cuenta, ya que cuando se inicia un proyecto es difícil saber responder a la diversidad y encajar las tareas acorde a las posibilidades reales de cada alumno. Algunas intentonas en el aula me llevan a esta reflexión, y espero que la práctica y experiencia acumuladas jueguen poco a poco a nuestro favor.

Debo agradecer la ayuda del compañero Francisco Ruiz por su inestimable aportación al grupo de trabajo, puesto que nos va guiando de manera sólida en el desarrollo de las competencias y su aplicación efectiva en el proceso de enseñanza-aprendizaje de nuestros alumnos.

Proseguimos con el reconocimiento del valor educativo de las competencias clave y lo positivo de su implantación y desarrollo en el currículo como un enfoque esencial de la educación del siglo XXI; no solo porque constituyan aprendizajes imprescindibles, sino porque ofrecen importantes posibilidades en las prácticas del aula, que pueden ayudar al profesorado y a las comunidades educativas a mejorar su propio currículo. Por lo tanto, se trata de integrar del modo más conveniente las competencias, los contenidos y los criterios de evaluación en la labor docente diaria en la ESO; y por ende integrar las competencias clave en el currículum, de trabajar en el aula con estrategias que trabajen las competencias y también evaluar en competencias.