Observé que los alumnos llegaban a clase con un estado de excitación increíble, siendo ésta cada vez mayor a medida que las horas y los días avanzaban. Me costaba mucho tiempo conseguir que los alumnos se sentaran, callaran y sacaran el material. Además, esto suponía para mi un mal rato porque solamente lo conseguía, si lo conseguía, a base de gritos, amenazas y partes de incidencias. Como podréis suponer, se creó una atmósfera de agresividad, malestar poco favorecedor para el aprendizaje y una falta de confianza mutua imprescindible en la transmisión de conocimientos.
Sabía que no iba por buen camino, así que decidí desarrollar con ellos las técnicas de relajación y concentración de mindfulness de una forma sistemática. Para ello utilicé los recursos que nos preparó nuestro coordinador, Antonio Castellón. Este material tiene la ventaja de que están adaptados al aula, se trata de sesiones cortas, de 5 a 10 minutos y además variadas para que los alumnos y alumnas no se aburran.
Todos los días le dedico los primeros cinco minutos de clase para desarrollar las técnicas de concentración basándose en la atención y control de la respiración, la atención de los sentidos y el cuerpo y las emociones.
No obligo al alumnado a hacer los ejercicios pero durante el tiempo de la meditación no les permito hacer nada: no pueden hablar, ni hacer tareas, ni moverse. Al principio, son muchos los alumnos que se sienten raros y le hace gracia o le da vergüenza, es importante no regañarles, explicarle que es normal, que es difícil concentrarse, que saldrá mejor la próxima vez y poco a poco se van acostumbrando a la situación. Yo le explico que su mente son como monos saltando de acá para allá y no le permiten que ningún conocimiento entre en su mente y con la meditación vamos a conseguir dormir a esos monos y así abrir la mente al conocimiento.
El éxito fue abrumador y casi instantáneo. He podido observar como los beneficios del mindfulness son para todo el alumnado inclusive aquellos que dicen no practicarlo, cambia totalmente el clima de la clase, se crea una paz increíble. A partir de ese momento conseguí más atención por parte de mi alumnado y mejoraron notablemente los resultados y lo que es más importante mejoró el clima de convivencia.
El éxito del programa ,desde mi punto de vista, se debe a varios factores que me gustaría exponer aquí para todos los compañeros que estén interesados en desarrollar el programa lo tengan en consideración:
- Es importante ser sistemáticos, no es suficiente hacerlo de forma esporádica, tiene que formar parte de su rutina diaria.
- Cuanto más profesorado participe mejor, así alumnado y familia reciben el programa con más confianza.
- El profesor no puede ser un agente pasivo en el proceso. El mindfulness tiene que formar parte de su vida.
- Las técnicas de concentración deben intercalarse con otro tipo de actividades que fomenten el desarrollo de las emociones positivas, la autogestión de las emociones y sus actuaciones.
Este artículo lo he querido titular 5 minutos porque es el tiempo aproximado que le dedico a las técnicas de concentración de mindfulness en mis clases, pero no son 5 minutos perdidos, son 5 minutos que suman, suman en tiempo, resultados y bienestar