Al poner en común las diversas formas de llevar a cabo la evaluación hemos visto que, aunque la estructura de estándares no es la misma ni se puede trasladar, podemos unificar nuestras acciones en los aspectos más generales y esto nos permite llevar a cabo una colaboración de ida y vuelta, en la que cada un@ de nosotr@s tiene algo que aportar e ideas que mejoran la manera de trabajar. De este modo, el hecho de evaluar, que nunca es fácil y en muchas ocasiones genera problemas por el grado de subjetividad que puede conllevar (obviamente somos sujetos) se vuelve más sencillo en tanto en cuanto se amortiguan esos desfases gracias, por ejemplo, a las rúbricas.
P.D. He incluido en el tema que ha abierto Jorge algunos ejemplos (básicos) de las herramientas que uso en filosofía. Aunque estrictamente Filosofía no pertenece al área de idiomas, en este caso al ser bilingüe, pueden compartir ciertos estándares y competencias a evaluar.