La celeridad nunca es buena consejera. Por desgracia, el estado de alarma derivado de la pandemia nos obliga a una actulización urgente en este mundo de la tecnología. Los que sumamos ya unos años (y además nos cuesta esta realidad), estamos llamados a una ardua y dura labor (añadida a la atención directa del alumnado en las condiciones, ya de por sí, maltrechas de esta situación atípica).
Me sumo a este grupo de trabajo cargado de ilusión por aprender y a su vez, temeroso de no avanzar en la medida que desearía hacerlo. Mi objetivo primordial, si puedo resumirlo en tres palabras es "Perder el Miedo". Gracias a mi compañera Esther, puedo presumir de tener activado el programa Classroom en mi tutoría, siendo consciente de que su utilidad es práctica y a su vez, siendo sabedor de que no saco el provecho real que esta herramienta proporciona. ¿Animado? Mucho. ¿Expectante? Más aún.