Tras descansar un poco, siguieron recorriendo los pasillos del Centro. Al traspasar una esquina, vieron al fondo del pasillo un perro gigantesco y rabioso, la saliva bajando por su boca, los ojos inyectados en sangre... El perro corrió hacia ellos y...
Afortunadamente, una puerta de rejas bloqueaba el pasillo... La cerraron y el perro introdujo su hocico entre los barrotes, oliendo su carne fresca y deseando poder clavar sus colmillos en ella...
"No podemos volver atrás."- dijo Rhino.
¿"¿Qué hacemos..."- dijo Saki.
Serpiente dijo: "La música amansa a las fieras... Saca el Arduino..."
Con un generador de sonido y algo de programación, hicieron una música, que, aunque un poco estridente, funcionó como amansador... Tiraron el circuito al pasillo. El perro del infierno se acercó, lo olió y, viendo que no se podía comer, lo dejó. Lentamente, el perro se fue amodorrando...
Pasaron lentamente al lado del perro y el último, Mamut, cogió el Arduino de casi entre las fauces del can... El can movió las orejas y...
No se despertó. Habían superado otra prueba...