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FORMACIÓN ESPECÍFICA DE PLC EN EL IES ANTONIO DE MENDOZA DE ALCALÁ LA REAL (23700542)

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TRABAJAMOS CON LA LECTURA


Importante para la comprensión lectora, es el trabajo activo, no sólo con el libro, sino con textos variados y de diversa complejidad. En este caso, un texto sobre las desamortizaciones del S.XIX, con el cual deben realizar un comentario y esquema tras su lectura. Posee cierta complejidad, pero ya está adaptado al alumnado de 4º de la ESO.

 

INTRODUCCIÓN

La agricultura fue durante el Antiguo Régimen y buena parte de los siglos XIX y XX la base
de la economía española.
Hasta la puesta en marcha de las desamortizaciones en el siglo XIX, la propiedad de la tierra
estaba en su mayor parte amortizada, es decir, vinculada a instituciones como la nobleza, el clero
regular y secular, los ayuntamientos y el Estado. Los ilustrados del siglo XVIII, ya consideraban
que esta forma de propiedad era poco racional, es decir, no existía una igualdad de oportunidades
entre la población. Así, estas instituciones fueron denominadas como manos muertas.
En conclusión, el proceso desamortizador pretendía ser el fin de las estructuras agrarias
heredadas del Antiguo Régimen.
¿ ANÁLISIS Y VALORACIÓN DE LAS MEDIDAS
DESAMORTIZADORAS
ANTECEDENTES:

Ya durante el siglo XVIII, durante el reinado de Carlos III, los reformistas ilustrados, preocupados
por maximizar los beneficios procedentes de la explotación de la tierra, trataron de cambiar el
sistema señorial de propiedad proponiendo la detención de las amortizaciones. Sin embargo, la
Corona, se opuso con los mismos argumentos políticos y religiosos que defendían la nobleza y la
Iglesia. Todo ello logró una deuda permanente hasta la llegada de la Guerra de la Independencia
donde tanto el gobierno De José I Bonaparte como las Cortes de Cádiz instauraron una legislación
donde se ponían en venta las propiedades del conventos y órdenes religiosas; no obstante, en 1814
se devolvieron los bienes vendidos a sus dueños.
Durante el Trienio Liberal, volvieron a entrar en vigor las leyes de las Cortes de Cádiz: se aprobó
el Decreto de la supresión de monacales y se emprendió la desamortización de bienes propios y
baldíos; por consiguiente, parte de los bienes de los conventos fueron vendidos a inversores
burgueses. Pero, en 1823, el nuevo monarca Fernando VII, restituyó los bienes vendidos. Así, se
considera que los verdaderos cambios sobre las desamortizaciones y desvinculaciones ocurrieron en
el siglo XIX con la entrada a jefe del estado de Mendizábal en 1836 y posteriormente de Madoz en
1855, los cuales explicaremos a continuación.
PROPÓSITOS DE LAS DESVINCULACIONES Y LAS
DESAMORTIZACIONES:

¿ Mediante las desvinculaciones, se liberan las tierras de los patrimonios vinculados, pasando
sus titulares de usufructarios a propietarios, pudiendo vender libremente sus posesiones.
¿ Mediante las desamortizaciones, el estado nacionaliza los bienes eclesiásticos o civiles para
su posterior venta en subasta pública. Los objetivos de las mismas fueron:
1. Fiscales: se recaudaban fondos para solucionar los problemas de Hacienda Pública
(gastos ocasionados en las guerras, realizar inversiones públicas y pagar la deuda
pública.
2. Políticos: crear una masa de propietarios ligados al nuevo régimen liberal.
3. Económicos: se pensaba que al modernizar la estructura de la propiedad de la tierra,
se producirían transformaciones agrarias, que facilitarían el desarrollo económico y
la revolución industrial.
4. Sociales: se ampliaría la capa de medianos propietarios (rompería el
latifundismo/minifundismo).
En conclusión, el estado puede compensar la diferencia entre gastos e ingresos, aumentar el
número de propietarios y a su vez el de riqueza.
¿ LA DESMORTIZACIÓN DE MENDIZÁBAL, 1836.
También denominada eclesiástica, debido al importante volumen de bienes pertenecientes a la
Iglesia a los que afectó. A partir de 1833, el proceso de desamortización se precipitó por tres
principales causas:
1. La guerra contra los carlistas obligaba al Estado a obtener recursos en un momento
en que las arcas estaban vacías y el crédito exterior se había hundido.
2. Los liberales progresistas alentaron en todo el país un radical anticlericalismo,
basándose en que el propio clero apoyaba al bando carlista.
3. Los antiguos compradores de bienes desamortizados en el Trienio presionaban al
gobierno para que les devolvieran sus bienes. Hombres ricos, formaban un grupo
poderosos e influyente, esencial para el bando liberal.
Así en 1836 se declaraban en venta todos los bienes pertenecientes al clero regular (frailes y
monjas), destinándose los fondos obtenidos a la amortización de la deuda pública. Por otra parte, el
propio decreto formaba parte de un programa que perseguía ganar la guerra allegando a fondos y
tropas, restaurar la confianza en el crédito del Estado y, a largo plazo, permitir una reforma en la
propia Hacienda. Al año siguiente, en 1837, otra ley amplió los bienes afectados a los del clero
secular. Sin embargo, la caída de los progresistas imposibilitó su aplicación hasta 1841, durante la
Regencia del general Espartero (entre 1836 y 1844 se había desamortizado el 62% de las
propiedades de la Iglesia).
En las ventas, aparte de metálico se admitían los títulos de deuda pública por su valor nominal. Esto
benefició en gran medida a los compradores, ya que los títulos de deuda se encontraban muy
desprestigiados en el mercado. Como consecuencia del gran tamaño de los lotes sacados a subasta,
sólo los más pudientes pudieron participar en las compras. El campesinado por tanto, no pudo
participar debido a su incapacidad económica. Así lo sugirió el diputado Flores Estrada el cual dio
una serie de soluciones en un artículo de prensa, sin embargo, sus tesis fueron ignoradas.
El resultado es que sumando lo vendido en el Trienio y en el periodo de 1836-1851, el Estado
recaudó unos 4500 millones de reales, de los que sólo 500 lo fueron en dinero, cuando la deuda
ascendía ya 14000 millones.
¿ DESAMORTIZACIÓN DEL GENERAL DE MADOZ, 1855.
Fue uno de los puntos programáticos del Bienio Progresista. Establecía la venta en subasta pública
de toda clase de propiedades rústicas y urbanas pertenecientes al Estado, la Iglesia, los propios y
comunes de los ayuntamientos y todos los bienes que permanecieran amortizados. Se trataba de
completar y terminar el proceso de desamortización iniciado por Mendizábal en 1836.
La Ley de Madoz se desarrolló a gran velocidad. Entre 1855 y 1856, se subastaron más de 43000
fincas rústicas y unas 9000 urbanas, mediante el pago de un 10% de entrada y el resto aplazado, y
admitiéndose sólo el abono en metálico. Esta desamortización estuvo en vigor hasta 1895, año en
que fue derogada.
Las consecuencias de esta segunda desamortización fueron:
1. La eliminación de la propiedad comunal y de lo que quedaba de la eclesiástica, dando
lugar a un agravamiento considerable de la situación económica del campesinado.
2. Ruptura de las relaciones con la Iglesia, ante una flagrante violación del Concordato.
¿ CONSECUENCIAS Y VALORACIÓN DE LA
DESAMORTIZACIÓN
1. Radical transformación de la propiedad agraria. A finales del siglo XIX, estaba
consolidada la propiedad privada e individual en España.
2. Desmantelamiento completo de las propiedades de la Iglesia y de su base económica.
Por consiguiente, esta institución había dejado de ser un estamento privilegiado, aunque
conservaba su influencia en las mentalidades y en la educación.
3. No resolvió el problema de la deuda, pero sí contribuyó a atenuarlo. Se pusieron a
tributar una enorme cantidad de propiedades que hasta entonces había permanecido exentas,
aumentando así los ingresos de la Hacienda.
4. No produjo un aumento de la producción agraria. Los nuevos propietarios no
emprendieron mejoras, sino que se limitaron a seguir cobrando las rentas y las
incrementaron mediante ventajosos contratos de arrendamientos. Por añaditura, las nuevas
tierras que se pusieron en cultivo eran marginales, de baja calidad, por lo que la
productividad media descendió.
5. El tipo de propiedad existente en cada región quedó acentuada, es decir, el latifundismo
en la zona centro-sur y el minifundismo en la zona norte peninsular.
6. Supuso la destrucción y la pérdida de un riquísimo patrimonio cultural imposible de
evaluar. Además con los conventos desapareció la asistencia hospitalaria, de acogida y
educativa que prestaban a los sectores de la sociedad más desfavorecida.
7. Se consolidó el protagonismo de la burguesía, y sobre todo, originó la aparición de un
nuevo y numeroso grupo social, los jornaleros, que en zonas de latifundio supondrá un
permanente conflicto.
8. Los levantamientos campesinos tomaron generalmente la forma de ocupaciones ilegales de
tierras.
¿ CAMBIOS AGRARIOS
Aunque la agricultura experimentó cierto desarrollo se dieron factores que obstaculizaban su
expansión. Entre los factores que obstaculizaron su modernización destacamos:
1. El estancamiento tecnológico con respecto a otras potencias europeas.
2. Dualidad en el régimen de propiedad de la tierra (latifundios y minifundios)
3. Inexistencia en la demanda de productos industriales.
4. El predominio casi absoluto de la agricultura de subsistencia frente a la de mercado.
Destaca la expansión de cultivos como el trigo proceso en el que van a intervenir los efectos de los
decretos proteccionistas que prohibían la entrada de trigos y harinas extranjeros. De este modo,
España suministraba harinas a Cuba y Puerto Rico, consituyendo así un estímulo a la producción.
No obstante, sólo conseguía exportar excedentes en momentos excepcionales.
El período de expansión de la viña, coincide con la crisis del trigo y van a formar, junto con los
minerales, la plataforma básica de toda economía española del siglo XX.
Por su parte, la expansión del olivar se produjo al compás del mercado americano, sin embargo, la
falta de preparación técnica e industrial motivó que buena parte de este tráfico se desviase hacia
Italia, en donde el aceite español era refinado y envasado con destino América del Sur.
Y a finales del siglo XIX entra en auge una economía agraria a base de frutales y cultivos de
regadío, siendo las zonas más beneficiadas las del litoral mediterráneo.
¿ CONCLUSIÓN
El problema de la agricultura española es uno de los más importantes de su historia
contemporánea.
La desamortización no satisfizo las grandes esperanzas de realizar una profunda reforma agraria, ni
condujo a la industrialización; pero fue imprescindible hacerla dadas las dificultades de
consolidación de un régimen liberal amenazado por los partidarios del Antiguo Régimen y con unos
ingresos fiscales absolutamente insuficientes para hacer frente a los gastos.
Hasta 1960, pervivirá una agricultura tradicional basada en las posibilidades del medio
físico, el abono natural y la falta de maquinaria. En cuanto a la propiedad de la tierra aún predomina
las dos formas más extremas: el latifundismo y el minifundismo.

 

 

 

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