Teoría de la acción comunicativa de J. Habermas

Una de las líneas de la reflexión ética actual está protagonizada por el prestigioso miembro de la Segunda Generación de la Escuela de Frankfurt: Jürgen Habermas. Su ¿teoría de la acción comunicativa¿ lleva siendo influyente en Europa y en en mundo desde los años 60.
Este autor alemán ha analizado cuáles serían las condiciones para la comunicación y ha hecho un interesante descubrimiento del que podemos extraer conclusiones interesantes acerca de la práctica del diálogo en el aula. 
En la vida cotidiana, la comunicación está plagada de engaños y manipulaciones, pero desde un punto de vista ideal (Habermas habla de una ¿comunidad ideal de comunicación¿), las características de la comunicación serían las siguientes:
A)    Inteligibilidad: lo que se dice debe ser comprensible para los demás.
B)    Verdad: se presupone que lo que se dice se corresponde con la realidad.
C)    Rectitud: se deben seguir normas conversacionales como guardar el turno de palabra, no interrumpir o escuchar.
D)    Veracidad: se debe expresar lo que realmente se piensa.

Basándonos en estos presupuestos de la comunicación, Habermas descubre que estas mismas normas pueden valer para descubrir o acordar los valores deseables para una comunidad. Esto se debe a que detrás de estas normas de la comunicación hay pautas que pueden servir de guía para el ámbito de la ética. En concreto, establecer la comunicación ideal presupone que:
1)    Las personas son racionales, capaces de comprender el discurso
2)    La persecución común de la verdad, el bien y la justicia. 

Si adoptamos el punto de vista de Habermas, concluiríamos que si practicamos en clase la comunicación bajo estos presupuestos ideales, también estaremos dando al alumnado las herramientas para la construcción de sus propios espacios y valores en el campo de la ética.