El objetivo 1 se ha alcanzado claramente a través de las lecturas y de la formación externa impartida por Lucía Infantes.

El segundo objetivo se está llevando poco a poco ya que necesita cierta práctica. Para empezar creo que todos los participantes de la formación han llevado a cabo una mirada introspectiva y un cambio de actitud en cuanto a la gestión emocional y eso es ya un gran paso. Falta seguir caminando en esa dirección en los próximos cursos: si nosotros docentes cambiamos, generamos cambios en nuestro alumnado.

El objetivo 3 también se está trabajando en las clases a través de las actividades de tutorías y, ya desde el tercer trimestre, con la reapertura del Aula de Convivencia donde se favorecen especialmente este tipo de práctica.

Logros más significativos en el centro tras la transferencia de lo aprendido

La idea era que no sólo se trabajaran estas técnicas en las horas de tutorías sino que se extendiera en el día a día. Poco a poco se van llevando a cabo minutos de relajación a principio de las clases o al final. Asimismo cuando surge un conflicto se busca que el alumnado afectado reaccione con empatía , escucha, respeto y asertividad. En el Aula de Convivencia, con un alumno que ha pasado allí 3 días, hemos hecho con él un trabajo, no sólo académico, sino también de gestión de las emociones para que en un futuro cuente con herramientas que le permitan afrontar sus emociones desde un lugar menos dañino.

Logros más significativos en cada aula tras la transferencia de lo aprendido

Sin lugar a dudas, el cambio de actitud del profesorado participante. Al conocer las pautas de la Disciplina Positiva, reacciona con firmeza y cariño, a la vez. Sabe contener sus emociones dando ejemplo. Por supuesto, no siempre funcionan estas técnicas pero confíamos en que con la práctica se convierta en algo habitual.