Desde que trabajamos en Convivencia, hemos observado que la ayuda que podemos proporcionar desde el profesorado es relevante, pero no deja de ser de alguna forma paternalista.
La ayuda entre iguales es la mejor manera de comenzar la solución de conflictos. La cercanía, la identidad de emociones y vivencias, el hermanamiento que conlleva la eded, hace que la identificación sea un valor añadido a ese acercamiento a las realidades personales.
No debemos olvidar, que parte de nuestro comportamiento, en gran medida, esta determinado por nuestras vivencias que estando latentes son un resorte a la hora de enfrentarnos al mundo que nos rodea.
Si entendemos el cento educativo como una mini-sociedad que reproduce estándares de la macro-sociedad que nos envuelve, nos llevará a relativizar los problemas de la convivencia diaria, y serviran de ejemplo y acicate para la vida de nuestro alumnado en su "sociedad futura".
Debemos ayudarles emocionalmente para que creen herramientas propias que les lleven a desarrollarse personalmente en un entorno social, en el que el respeto y la compren-sión serán sus herramientas básicas.