Es cierto que estos videos representan claramente la necesidad de un cambio de metodología en las aulas. Con el visionado de cada uno de ellos queda representada, por un lado, la clase tradicional, en la que la maestra intenta dar los contenidos y observamos que varios alumnos no prestan atención. En el segundo video, los alumnos están trabajando por grupos y son ellos los que tienen que realizar sus tareas ( se supone que es una clase invertida) teniendo al profesor como guía; y con el video de la escalera, queda claro que las formas nuevas de hacer las cosas son ,obviamente, más significativas por lo menos a la hora de conseguir captar la atención. Las clases tradicionales, en la mayoría de los casos están siendo poco productivas, los alumnos , al tener distintos ritmos, capacidades e intereses, se distraen o no les sacan provecho. Debemos pues, aplicar unas metodologías más activas y participativas en donde todos los educandos puedan intervenir y sean ellos los que trabajen para conseguir su objetivo, aprender.

Está claro que el mejor vídeo es el primero, ya que ilustra perfectamente lo que todo buen docente pretende: hacer más atractivos los contenidos para que el alumnado se motive. Lo bueno de las nuevas metodologías es que si consigues que algo más de la mitad de grupo se motive, habrá más probabilidades de que el alumnado que no le interesa se vea atraído por los retos que les proponemos.
Sobre el vídeo de la clase invertida, supongo que están en la fase de resolución de dudas, pero es cierto que es poco ilustrativo. Estoy de acuerdo con Yolanda cuando afirma que "las nuevas metodologías, además de motivadoras, deben ser más exigentes que las tradicionales", porque parece que ahora todo es jugar y reír. Con todo, cuando tú organizas una clase invertida y solo el 20% del grupo se ha leído la información propuesta, en esa sesión solo te queda impartir la clase tradicional. De todas formas, habrá que seguir intentándolo para afinar en sus motivaciones e intereses.

Las clases magistrales no garantizan el éxito del aprendizaje de nuestro alumnado. Esta afirmación es lo que se ve reflejado en uno de los vídeos: una docente intenta explicar unos contenidos matemáticos a la clase y mientras ella habla, un mínimo de alumnado la escucha mientras que el resto se despista, se ausenta, se levanta de su sitio, hablan¿ Situaciones parecidas me han pasado a mí misma, por qué negarlo y me han desesperado. Lo que pasa es que la experiencia docente hace que lo gestione de otra forma a base de aprender e intentar cambiar la metodología en el aula: un mínimo del tiempo de la hora (un veinticinco por ciento) la dedico a explicar cualquier contenido nuevo siendo una exposición magistral mientras que el resto del tiempo (el setenta y cinco por ciento de la hora) la dedico a la practica; si no es así, reviviría diariamente la situación del vídeo.

Por otra parte, el vídeo donde se muestra a un grupo de escolares aprendiendo también contenidos matemáticos pero a través de la clase invertida y el trabajo cooperativo se observan trabajando todos/as, sin excepción, eso sí, a su propio ritmo. Seguramente todos y cada uno de los discentes estarán realmente asimilando ese contenido y se motivarán a seguir aprendiendo, a realizar ejercicios más complicados, a estar más atentos a sus propios errores y corregirlos¿ Y aquí es donde radica el valor del uso de metodologías activas donde el alumnado sea el verdadero protagonista de su aprendizaje.

Desde hace años se habla mucho de la necesidad de cambiar la metodología de enseñanza en las aulas. Ya las leyes educativas lo mencionan (LOGSE, LOE, LOMCE), sin embargo es cierto que predominan las clases magistrales dentro de los centros educativos y eso creo que se debe a que el profesorado tiende a reproducir las formas de enseñar que ha vivido/experimentado como alumno/a y por la comodidad. En realidad, para ser docente no te obligan a aprender didáctica y lo que ello supone (planificación, metodología, evaluación¿) sino que simplemente realizas, o el antiguo CAP o el actual Máster, en el que no te enseñan nada realmente útil para tu futuro como docente.

Y digo también por comodidad para relacionarlo con el último vídeo, el de las escaleras del metro que se convierten en un piano y hace que los viajeros decidan subir a pie y no escogen las escaleras mecánicas. Eso demuestra que si el profesorado pensara/ideara/ingeniara/preparara mejor sus clases y la forma de conseguir mejores resultados atrayendo a su alumnado desde el minuto cero, la forma de enseñar sería totalmente exitosa. O lo que es lo mismo, adecuarse a su contexto de aula: el alumnado que hoy día asiste a las aulas no es el mismo de las generaciones anteriores ni será el mismo de las posteriores; ni sus intereses, ni sus motivaciones¿ y eso supone que el profesorado tenga conocimiento/domine/se actualice en otras metodologías de enseñanza para encontrar la idónea para esa generación.

Recientemente he escuchado que quieren, otra vez, modificar la ley educativa nacional y entre las propuestas está el que los viernes se dediquen a actividades de investigación/de campo/ de salida al exterior y tener experiencia práctica en los contenidos que se enseñan. Esta idea no es nueva al igual que la necesidad de implantar en las aulas metodologías activas ya que otras corrientes educativas del pasado, y digo del pasado, ya las habían utilizado, tales como la ¿Escuela Montessori, la Escuela Barbiana (que curiosamente trabajaba por proyectos) o la Institución Libre de Enseñanza¿, por citar algunas de ellas. Creo que es necesario que el profesorado debe de conocer todas estas metodologías activas en las que se pongan al alumno/a como eje vertebrador de su aprendizaje si queremos garantizar el éxito de aprendizaje de nuestro alumnado, sin que ello suponga negar en rotundidad las clases magistrales.

Qué metodología utilizar, qué recursos didácticos y cómo afrontarlos en el aula es una de las cuestiones que más interés suscita en el ámbito de la educación. Encontrar esta fórmula mágica resulta prácticamente imposible, pues no se trata de hallar la solución de una ecuación, sino de adaptarse a las necesidades e inquietudes de un alumnado que cada día es diferente.

En los tres vídeos propuestos observamos diferentes metodologías y cómo afectan al ritmo y desarrollo del aprendizaje en el alumnado. Sin duda, parece que el primero de ellos es el más adecuado, pues se adapta en apariencia a todos los alumnos y consigue captar su atención; mientras que el segundo puede parecer menos apropiado a simple vista porque se puede apreciar cómo hay diferentes niveles de atención en el alumnado. Sin embargo, las características del grupo-aula y el propio alumnado no son las mismas, por lo que no puede ser juzgado desde el mismo punto de vista.

En este sentido, estoy de acuerdo en que es interesante fomentar el aprendizaje cooperativo, puesto que, si todos los miembros del equipo tienen una función vital, todos serán igual de importantes y enfocarán su atención en resolver problemas o situaciones planteadas por el profesor con mayor interés. En lo referente a las clases magistrales, considero que hay tiempo para todo. En algunas ocasiones, y quizá por la materia que impartimos, es necesario dedicar varias sesiones de este tipo por la densidad de los contenidos o la dificultad que requieren.

En resumen, creo que no debemos emplear una única metodología, sino hacer uso de las utilidades de cada una de ellas en función del alumnado que tengamos en clase.