Recuerdo cuando era pequeño y el maestro/a me decía...!sal a la pizarra y realiza la operación! (he de decir que de pequeño las matemáticas no era precisamente mi asignatura favorita) en ese momento, por mi cabeza¿"¡qué miedo! Me van a sacar a la pizarra, me van a preguntar, no lo voy a saber, me voy a equivocar y se van a reír de mí".
El diálogo interno de muchos alumnos/as hace que se paralicen y no piensen. La ansiedad generada en estas situaciones estanca las rutinas de pensamiento siendo una gran barrera de entrada al conocimiento, especialmente al lógico-matemático.
Al igual que mi compañera de nivel, tenía pequeñas nociones sobre este tipo de metodología pero aún no la había llevado a cabo en mi clase ya que no he estado en colegios que utilizan dicha metodología. Personalmente ha sido un reto a la vez que tenía mucha curiosidad (igual que un niño o tal vez más) por llevarlo a cabo en mi clase ya que al ir descubriendo cómo se realiza especialmente el cálculo , que era uno de mis puntos débiles de pequeño, no paraba de recordar en mi cabeza¿"ojalá hubiera conocido este método cuando era pequeño".
Esta forma de aprender las matemáticas creo que es mucho más divertida y se adapta mucho más tanto en el ritmo como en los distintos niveles de aprendizaje del alumnado. Personalmente me produce entusiasmo cuando un/a alumno/a de mi clase haciendo el cálculo me dice con cara de asombro..."maestro pues yo lo he hecho de otra forma y me sale el mismo resultado". Creo que es un claro ejemplo del resultado que produce esta metodología cuando se lleva a cabo en el aula.
Personalmente apostaría por la continuidad de este tipo de metodología ya que los resultados son muy obvios, no sólo académicamente sino también en cuanto a motivación, y autoestima para el alumnado.
"Todos los aprendizajes más importantes de la vida se hacen jugando" Francesco Tonucci.