Esta es la segunda vez que participo en un proyecto europeo de intercambio de buenas prácticas, y al igual que el primero considero que ha sido una experiencia muy interesante y enriquecedora. Mi Centro participó hace algunos años en otro programa Erasmus (antiguo Comenius). Durante las reuniones de trabajo que hemos mantenido a lo largo de este curso, compañeros y compañeras que tuvimos la oportunidad de participar en él, lo hemos recordado como una experiencia que marca un antes y un después en nuestra práctica docente.
Después de muchos años replanteándonos a nivel de Centro participar de nuevo en una actividad de este tipo, por fin lo conseguimos este año, así que en cuanto nos lo aprobaron nos llenamos de entusiamo y empezamos a organizar cómo queríamos que fuese nuestra experiencia Erasmus.
Aunque participar en una proyecto de este tipo implica un esfuerzo extra para todos y todas, considero que los resultados obtenidos este primer año hacen que ese esfuerzo merezca la pena. A través de este proyecto hemos profundizado en el conocimiento de nuestra cultura, ya que los mitos que hemos trabajado en clase eran desconocidos para todos y todas. También considero que este tipo de iniciativas nos proponen un reto como docentes, ya que debemos de introducirlas en nuestra programación y dotarla de contenidos curriculares. Pero, sin lugar a dudas, lo más enriquecedor de participar en un programa Erasmus es el enriquecimiento intercultural que se realiza con el intercambio de experiencias entre los disitintos países y la forma de trabajar un mismo tema desde distintas perspectivas.
Me gustaría agradecer a la coordinadora del grupo de trabajo y a la coordinadora del proyecto bilingüe del centro su entusiasmo, dedicación y esfuerzo, y al resto de compañeros y compañeras de esta aventura todos los buenos momentos que hemos compartido y los que nos quedan por compartir.