El trabajo que llevamos realizando en el centro sobre el aprendizaje competencial y los aprendizajes imprescindibles, (si bien no todos los compañeros/as implicados de la misma manera) ha hecho posible que en este estado de alarma en que nos encontramos, hayamos sido capaces en muy poco tiempo de seleccionar aquellos criterios y aprendizajes que podemos trabajar y valorar de forma no presencial, así como aquellos en los priman las destrezas frente a los contenidos. El manejo y conocimiento del currículum y de nuestra forma de trabajar ha sido fundamental en este sentido.
A lo largo del proyecto hemos ido alcanzando los objetivos, a veces ralentizados por circunstancias ajenas.
Hemos ido consiguiendo un cambio metodológico acorde a los aprendizajes competenciales diseñando actividades que dieran respuesta al proceso de enseñanza-aprendizaje y a todas las necesidades que surgen en este.
Este proceso nos ha abierto la puerta para poner en practica una forma de evaluar en la que se ponen de manifiesto las destrezas o fortalezas del alumnado y también sus dificultades. Se llega a valorar el proceso de aprendizaje no solo del alumno/a sino del grupo clase. A partir de la evaluación de los aprendizajes imprescindibles, deducimos información para adaptar nuestra practica docente a los niveles de logro del alumnado, diseñando de esta forma una programación que respetando el currículo se adecue al punto de partida de los alumnos/as y respetando sus individualidades nos lleve a conseguir los objetivos propuestos.
La dificultad vuelve a ser la misma de cada curso, y es que al haber cambios en la plantilla, el profesorado que llega nuevo y no conoce este mecanismo, tiene que aprender a trabajar y evaluar a partir de los aprendizajes, lo que hace complicado cada comienzo de curso. Resaltar que el profesorado nuevo que hemos tenido este curso se ha esforzado muchísimo y se ha implicado al 100%, pero, si todo el profesorado recibiera formación sobre el tema, todo marcharía de forma fluida desde el principio de curso.