La formación en centros sobre Disciplina Positiva me ha resultado útil e interesante. Considero que es importante aplicar esta disciplina en cualquier contexto educativo, pero especialmente en el nuestro cobra un valor fundamental.

Una buena educación no es la que se basa en los extremos, ni una excesiva permisividad ni aquella que impone normas y límites autoritarios sin tener en cuenta la opinión del alumno.

Nuestro fin último debe ser enseñar a los alumnos a ser personas responsables, respetuosas y miembros de la comunidad, en definitiva, adquirir competencias básicas para la vida. Todo ello, usando la amabilidad, firmeza y respeto al mismo tiempo, para corregir las malas conductas de los niños.

Tras la puesta en práctica de esta disciplina, he intentado potenciar la comunicación y la comprensión con mis alumnos, su participación activa en la toma de decisiones, elogiando sus pequeños logros y enseñándoles estrategias de autocontrol para que puedan reconocer y comprender sus propias emociones con el fin de gestionarlas de una manera efectiva.

Por ello, considero que sería muy enriquecedor que los padres de nuestros alumnos pudieran obtener una formación similar a la recibida por nosotros durante este curso puesto que el binomio familia-escuela debe ir de la mano para conseguir el adecuado desarrollo del alumno.

Las dos últimas sesiones de formación on line por parte del CEP a través de la ponente Cristina Pérez García-Santos me han parecido muy importantes. Considero que es una información muy valiosa que trataré de poner en práctica cuando volvamos al aula.
Se trata de crear nuestro mapa educativo antes de empezar el proceso de enseñanza aprendizaje, analizando como punto de partida las dificultades que me puedo encontrar en el aula y qué características me gustaría que mis alumnos y alumnas tuvieran en el futuro después de haberlos acompañado.
Con estas sesiones he aprendido cómo acompañar a mi alumnado en ese mapa educativo. Los principios de la filosofía adleriana como guía desde un enfoque respetuoso basado en la amabilidad y la firmeza. Eso hará que, tras el entrenamiento y la educación a largo plazo, el locus de control sea interno y el niño aprenderá herramientas de autoregulación de su propia conducta lo que le llevará a buscar soluciones más asertivas a los problemas. Ese modelo de resolución de conflictos es lo que deberemos poner en práctica.

A través de estas dos últimas sesiones he aprendido como con la disciplina positiva se puede llegar a encontrar un camino más respetuoso utilizando la amabilidad y la firmeza. Me hubiera gustado conocer más a fondo esta disciplina, más estrategias para solventar situaciones que se nos plantean a diario,puesto que creo que es una disciplina más saludable tanto para los niños y niñas como para nosotros como educadores.