Desde que en marzo nos vimos inmersos en esta situación inesperada, tuvimos que reaccionar con rapidez para intentar llevar a cabo una enseñanza lo más efectiva posible dentro de las circunstancias en las que nos encontramos inmersos y utilizando las herramientas con las que contamos. La reacción y adaptación ha sido rápida, pero hemos tenido que adoptar una serie de medidas y acuerdos, a través del claustro y los departamentos, que han obligado a transformar la manera de evaluar que teníamos hasta entonces.
Esta situación ha hecho real la utilización de las llamadas nuevas metodologías que trabajábamos y poníamos en práctica de vez en cuando, a veces como herramientas anecdóticas y experimentales. Ahora, hemos tenido que darles un enfoque real y nos están sirviendo como único cauce para poder hacer llegar a nuestro alumnado los conocimientos y materiales que necesitan para continuar un proceso educativo adecuado.
Google Classroom y Moodle se han convertido en herramientas fundamentales para enviar las actividades a nuestro alumnado, y para mantener una comunicación fluida. Estamos en contacto continuo con ellos para aclarar dudas. Utilizamos clases virtuales, flipped classroom, uso de vídeos y audios para evaluar de una forma lo más objetiva posible. Este proceso no presencial tiene muchos inconvenientes, por lo que estamos intentando encontrar los medios más adecuados. Creo que esto servirá para que el próximo curso hagamos un uso más enriquecedor de los medios que estamos descubriendo o atreviéndonos a incluir en el proceso educativo.
La evaluación se está haciendo a base de recepción y corrección de actividades diseñadas por el profesorado. Aplicamos todas las competencias posibles que hemos reflejado en la tabla diseñada desde el Grupo de Trabajo de Competencias que trabajamos desde el instituto. No obstante, el proceso queda pobre debido a la premura de tiempo que nos ha encontrado poco preparados para un proceso de este tipo, pero ahora nos damos cuenta de que los aspectos que hemos teorizado anteriormente, nos están sirviendo para evaluar de la manera más objetiva posible ante la dificultad presencial del momento.
Es innegable que la evaluación queda lejos de ser objetiva y real, pero nos ha hecho abrir nuevas ventanas que facilitarán la visión del proceso desde un punto de vista diferente, pudiendo apreciar aspectos que antes no teníamos en cuenta. Con la corrección individualizada del trabajo de nuestro alumnado, podemos hacer un seguimiento más real de sus capacidades, la comprensión de lo aprendido, sus dificultades y la trayectoria individual que está siguiendo. La autonomía que están desarrollando, si es que trabajan solos, es un importante aspecto a evaluar, así como la rápida adaptación a los medios digitales, imprescindibles en el proceso educativo en el que nos encontramos inmersos.