1.- Efectos producidos en el aula tras la transferencia de lo aprendido. El enriquecimiento de tareas y la programación vertical de éstas son maneras bastante motivadoras y productivas de afrontar la sesión diaria con el alumnado. En un primer lugar, el enriquecimiento supone un ejercicio de abstracción personal para, tras esta reflexión, alumbrar un producto que resulte interesante para el alumno. Éste se siente protagonista de su formación, aunque haya una razonable conducción del maestro hacia donde desea que llegue. En segundo lugar, haber diseñado y puesto en práctica actividades con otra compañera y área conlleva una elaboración coordinada, donde nada resulte extravagante o inalcanzable para el alumno. Éste es consciente de que las tareas que está poniendo en práctica pertenecen a dos ámbitos del conocimiento, pero inclusivos. El conocimiento no debe tener compartimentos estancos: todas las áreas, y las competencias que pretenden desarrollar en el alumno, han de implementarse unas en otras en su justa medida, para conseguir la mejor formación del alumnado. 2.- Productos, evidencias de aprendizaje que se han adquirido. Cuando el alumno se siente protagonista de su propio aprendizaje, y no sólo un sujeto que ejecuta las tareas que le propone el maestro, su actitud y, por consiguiente, su aprendizaje es mucho mayor. Aun así, es necesario ordenar convenientemente la intervención del alumnado ante un exceso de motivación, pues el afán por intervenir puede adulterar el logro final. Por ejemplo, en la clase de Educación Física, hay que explicar previamente la planificación y la intención de las sesiones si queremos que trabaje ordenadamente y bajo las reglas del juego. Aunque, cuando se le explica que el resultado final de las sesiones diseñadas ¿verticalmente¿ no acaba con la finalización de una sesión, aquél las realiza más concienzudamente. 3.- Destacar los logros conseguidos y las dificultades encontradas. El enriquecimiento de tareas representa un trabajo de reflexión enormemente positivo, al que tenemos que acostumbrarnos; es un ejercicio de empatía con el alumno. Por otra parte, cuando esta labor se diseña en coordinación con otro compañero o compañera, se enriquece con otras perspectivas: personales y de asignaturas. La mayor dificultad reside en el esfuerzo que hay que realizar por la poca práctica en estas dinámicas y la escasa disponibilidad temporal para programarlas. 4.-Destacar aspectos susceptibles de mejora y oportunidades de continuidad del proyecto. Propiciar momentos a lo largo del curso escolar para compatibilizar este tipo de programación y coordinaciones, sin que haya ocasiones puntuales o personas que nos ¿fuercen¿ a realizarlas. 5.- Análisis del compromiso individual. Los dos últimos años en esta acción formativa me han servido para considerar que a las tareas encomendadas al alumno para su formación se les puede sacar mucho más jugo si, individual y grupalmente, nos esforzamos en optimizarlas. A nivel grupal, considero que el Claustro está muy comprometido con dinámicas innovadoras, y animo a que así continúe siendo; su amplitud de miras me empuja a trabajar en esta línea en cursos venideros.