Formación en centros

Imagen de fondo del tipo de comunidad

Tras el análisis de los indicadores homologados del pasado curso creemos necesario abordar la mejora de la convivencia desde el aprendizaje como docentes de nuevas estrategias.

Blog Blog

Atrás

Última intervención: Memoria final

Memoria final de Raúl Sánchez, tutor de 3ºA.

 

1.- Efectos producidos en el aula tras la transferencia de lo aprendido

 

A nivel general, se podría decir que el efecto producido en el aula ha sido positivo. Se han observado mejoras en las relaciones interpersonales de los alumnos, más solidaridad, ayuda y empatía. No obstante, hay que destacar dos circunstancias:

 

Por un lado, el punto de partida en cuanto a la convivencia en clase, ya que a lo largo del curso, no se han producido problemas significativos. Por otro lado, el hecho de suspender las clases presenciales, que ha impedido un análisis más profundo de los resultados y de las evidencias.

 

Igualmente, he de destacar, que tras la implementación de las diferentes actividades, dinámicas y metodologías, se han conseguido mejorar aspectos tan importantes como la implicación activa de los alumnos en el proceso de aprendizaje y el desarrollo de actitudes más positivas hacia el trabajo del día a día.

 

 

2.- Productos, evidencias de aprendizaje que se han adquirido

 

Durante el curso académico se han ido llevando a cabo una serie de dinámicas de grupo con el objetivo de mejorar la convivencia y de familiarizar al alumnado con una metodología muy especial, el aprendizaje cooperativo.

 

Desde de mi punto de vista, en la escuela es fundamental que los alumnos puedan colaborar durante la realización de las tareas. Pero a lo que realmente hay que aspirar, es a generar entre ellos una verdadera cooperación, animándose y ayudándose mutuamente, en pos de un fin común. Los centros escolares hoy en día, tienen la obligación moral y pedagógica de constituirse en algo más que en grupos de alumnos que trabajan individualmente, que se esfuerzan para ser mejores que sus compañeros y ver quién consigue finalizar antes sus tareas. En el aula, todos los agentes implicados: docentes, alumnos y familia, configuran una comunidad educativa de trabajo, en la que cooperan, para alcanzar sus logros, se prestan ayuda mutua y apoyo, intentando alcanzar de esa manera, el máximo de sus potencialidades.

 

En esta línea, las evidencias principales que podría destacar, se refieren a los siguientes aspectos:  

 

1. Se ha conseguido una mayor interdependencia positiva. He tratado que los alumnos de la clase de tercero, tengan claro que los esfuerzos de cada compañero de grupo no sólo lo benefician a él mismo, sino también a los demás. Esta interdependencia positiva crea un compromiso con el éxito de otras personas, además del propio.

 

2. Se ha tratado de mejorar la responsabilidad individual y grupal. Los grupos han  asumido la responsabilidad de alcanzar sus objetivos, y cada miembro ha sido el  responsable de cumplir con la parte del trabajo que le ha correspondido.

 

3. He intentado de promover interacciones estimuladoras, los alumnos han realizado tareas en las que han compartido los recursos existentes y se han ayudado, respaldándose, alentándose y felicitándose unos a otros por su empeño.

 

En definitiva, se han potenciado las prácticas interpersonales y grupales. Creando un clima de confianza, para establecer comunicaciones fluidas y manejar los conflictos de la mejor manera posible.

 

 

3.- Destacar los logros conseguidos y las dificultades encontradas

 

Como he señalado en el epígrafe anterior, los problemas de convivencia en el aula no han sido muy significativos, no obstante, durante la puesta en práctica de las dinámicas de grupo, así como de la metodología, han aparecido ciertos inconvenientes que en cierto modo, han dificultado su desempeño.

 

En un ejercicio de autoanálisis, tengo que poner en duda mi propia labor docente, o al menos ser consciente de que es susceptible de mejora. La falta de experiencia previa para desarrollar las actividades, llevar a cabo las dinámicas, formar los grupos o despertar el interés de los alumnos, es sin duda un inconveniente. Entrar en territorio desconocido siempre genera dudas e incertidumbres, pero a pesar de esto, he intentado dar lo mejor de mí mismo. En ciertos momentos, el apoyo, los consejos y la colaboración de los compañeros del equipo docente, ha sido fundamental.  

 

Otra dificultad encontrada ha sido que algunos alumnos no se han centrado en la tarea, y en ocasiones, se han opuesto a trabajar en grupo. La desconexión durante los aprendizajes y el murmullo continuado, a veces impedían el normal desarrollo de la sesión y llegaba a desconcentrar al resto de compañeros. En dichas ocasiones, la figura del compañero responsable del grupo, encargado de mantener un clima correcto, ejerció una labor clave para atenuar este tipo de comportamientos. De ahí la importancia de la asignación a cada alumno de responsabilidades.

 

 

4.- Destacar aspectos susceptibles de mejora y oportunidades de continuidad del proyecto

 

Si se realiza una reflexión sobre las posibles oportunidades de continuidad del proyecto, se podrían destacar algunas conclusiones importantes. En primer lugar, la posibilidad de llevar a cabo una intervención más transversal y ambiciosa, unificar criterios, metodologías y actividades que abarquen todos los niveles educativos y donde se integren todas las materias curriculares, implicando a todos los agentes de la comunidad de aprendizaje: familias, docentes y alumnos.

 

En segundo lugar, otra prospectiva de futuro, estaría relacionada directamente con la necesidad profundizar en trabajos relacionados con la formación del docente en estos aspectos, puesto que es frecuente que los maestros que introducen por primera vez en su aula aspectos relacionados con la mejora de la convivencia, no posean los conocimientos y experiencias suficientes y necesarios para desarrollar las actividades, o despertar el interés de los alumnos.  

 

 

5.Análisis de los compromisos individuales de cada uno de los participantes.

 

El rol del docente que trabaja en la convivencia de su aula, varía sustancialmente respecto al rol en la enseñanza más tradicional: se transforma en un mediador o facilitador, donde el elemento central pasa a ser el alumno. En este sentido, el profesor acepta una función motivadora fundamentalmente, pero, además, instructiva y orientadora. Asumir ese papel, se convierte en un reto, ya que supone redimensionar la tradicional estructura de enseñanza y la función meramente transmisora de conocimientos.

 

Esta mentalidad favorece el desarrollo de relaciones y el surgimiento de amistades en el grupo de compañeros. La transformación requiere de un profundo cambio y de una adecuada formación, así como de la experiencia práctica, tanto del docente, como del discente. Planificar las intervenciones, supervisar, crear ambientes favorables, orientar la atención, recapitular lo aprendido y evaluar, son algunas de las funciones que conllevan el trabajo en la mejora de la convivencia y el clima del aula. Como anteriormente se ha apuntado, la formación en estas destrezas, precisa de tiempo y experiencia, que el docente irá subsanando a medida que adquiere práctica y un cierto bagaje competencial.

 

Comentarios
No hay ningún comentario aún. Sea usted el primero.

Miembros Miembros

Miembros no está disponible temporalmente.