DAR CLASE CON LA BOCA CERRADA DE DON FINKEL
El presente libro :¿ Dar clase con la boca cerrada¿ de Don Finkel contiene nueve capítulos más dos apéndices; uno en el capítulo sexto y otro en el noveno. En cada uno de ellos el autor estudia un caso concreto, circunstancias que se suponen que son relevantes para los estudiantes. Quiere que se llegue a la conclusión que sería un enfoque de enseñanza comprensible y muchas posibilidades de dar clase, pero con la boca cerrada. Las experiencias aquí narradas se han llevado a cabo con alumn@s, básicamente de la universidad de Evergreen, donde él ha ejercido como profesor.
Así en el capítulo primero nos expone detenidamente la experiencia del profesor Lean de Lengua, dejando que hablen los alumn@s y él interviene en contadas ocasiones. Demostrando así que se puede dar clase con la boca cerrada.
Ya en el capítulo segundo el autor nos expone que a través de las lecturas de las grandes obras como la Ilíada, los diálogos socráticos de Platón¿los alumn@s pueden aprender, si lo hacen con atención, sin que el profesor tenga que explicar su significado. Que todo ello puede provocar toda una experiencia educativa.
El capítulo tercero se nos expone pormenorizadamente cómo un profesor que organiza un seminario de lectura bien estructurado; con los pasos a seguir, explicando los diferentes modelos que existen, cómo llevarlos a cabo y que esta situación facilita el aprendizaje unos de otros. El autor confirma que es posible dar clase con la boca cerrada. Premisa ésta que corrobora al finalizar cada capítulo del libro.
En el capítulo cuatro se nos muestra el papel fundamental en una asignatura centrada en la investigación. Que una asignatura, enfocada de esta forma, puede funcionar como un lugar de indagación intelectual.
El autor intenta demostrar tanto en los capítulos quinto y sexto que con una comunidad de indagación de la escritura, mediante ensayos y una serie de experiencias enseñan a sus discentes a lograr el aprendizaje y provoca la reflexión los alumn@s. Corroborando otra vez más la premisa inicial del título del libro confirmada en todos los capítulos.
Ya en el capítulo séptimo se habla de intentar formar el carácter del estudiante para que consiga el objetivo de ser competente. Es una forma de participar en una comunidad democrática de investigación y adquirir aprendizaje por experiencia. Llegando a la conclusión de que es necesario separar poder y autoridad del profesor para alcanzar una educación democrática. Especial atención me merece el final del capítulo donde se explica que dar clase con la boca cerrada es ¿negarse a enseñar¿. Negarse a ejercer el poder que normalmente tiene atribuido el profesor. Esto lleva a que los alumn@os asuman el poder de distintas formas, aunque concluye que eso no quiere decir que el profesor claudique de su autoridad.
En el capítulo octavo se nos habla de la ¿enseñanza colegiada ¿ o en equipo, realizada por dos profesores a la vez. Las consecuencias para los estudiantes son que les proporciona que reflexionen mucho porque se tienen que dirigir a sus profesores de igual a igual. Esto hace que genere un aprendizaje.
El capítulo noveno es prácticamente un resumen de lo tratado en cada uno de los anteriores. El autor llega a decirnos que narrar es ineficaz. Y que este acto sigue dominando nuestras aulas. Que lo interesante es si tras la lectura nos ha hecho reflexionar y contrastar con nuestra propia experiencia. Además hay un apéndice al capítulo donde el autor nos hace meditar mediante preguntas o cuestionarios.
A mí personalmente sí me ha hecho reflexionar y revisar mi propia labor docente. Ha proporcionado mucho material para desarrollar la labor de una forma distinta a narrar, con otras posibilidades, pero con distinta tipología de alumn@s, no de Primaria. Y así se pueda producir un cambio. ¿Lo habrá producido en cada uno de nosotr@s?