La empatía puede ser definida como la habilidad de diferenciar entre los sentimientos propios de los de otra persona. Se trata de ser capaz de ponerse en el lugar de otra persona y ver las cosas desde su perspectiva, así como regular sus propias respuestas emocionales. La empatía es un factor primordial en el desarrollo de la inteligencia emocional.
Puede parecerte que estas habilidades son habilidades sociales propias de un adulto. Sin embargo, las personas adultas pueden tener problemas con ellas. Por ejemplo, algunas personas pueden rechazar ayudar a otras personas que están en situación de necesidad no porque no tengan empatía sino porque pueden no tener la capacidad para afrontar de forma adecuada sus propias reacciones emocionales ante determinadas situaciones. Denominamos empatía a la capacidad de ponerse en el lugar del otro, comprendiendo los sentimientos y pensamientos que pueden estar teniendo los demás y cómo les afectan las situaciones o incluso nuestras propias acciones. Se trata de ver las cosas no de manera objetiva y fría, sino de verlas tal y como el otro las experimenta: se han de tener en cuenta las implicaciones para la persona, su subjetividad, su contexto y sus circunstancias, así como su idiosincrasia y personalidad. La empatía es un elemento básico de las relaciones interpersonales profundas, así como de las inteligencias interpersonal y emocional al permitirnos tanto el contacto adecuado y adaptativo para con los demás como la gestión de nuestras propias emociones y el reconocimiento de las del resto de personas de nuestro entorno. Su falta puede tener repercusiones en la vida de la persona que carece de ella y también en su entorno, generando inestabilidad, soledad e incluso problemas de adaptación a la sociedad o al seguimiento de las normas sociales.
Pueden ser muchas las causas que pueden generar falta de empatía: desde la privación de afecto a lo largo de la infancia a la vivencia de abusos físicos, psíquicos y/o sexuales, pasando también por diversos cuadros y problemas neurológicos, del neurodesarrollo o psicológicos. Es importante tener en cuenta que cada persona tiene sus propias capacidades y la empatía puede estar más o menos desarrollada en cada uno de nosotros, pero la ausencia total de esta capacidad es difícil y suele darse en diferentes trastornos.
Un ejemplo de ello es el conjunto de trastornos del espectro del autismo. Otro, la personalidad narcisista o la personalidad límite. Por último, y siendo además estos últimos en que la falta de empatía puede ir de la mano del ejercicio de la violencia, de desobediencia de las normas y leyes e incluso de crímenes, es el caso de las personas con trastorno antisocial o el caso de la psicopatía y la sociopatía.
La empatía es una habilidad básica que nos permite relacionarnos con éxito con los demás miembros de nuestra especie y de la sociedad, permitiendo una convivencia sana y en el que se respetan los derechos, libertades y necesidades de cada uno de sus componentes.
Gracias a ella podemos relacionarnos a un nivel profundo y valorar y sentirnos valorados por los demás. Pero lo cierto es que no todo el mundo es igual de empático, e incluso existen personas que carecen por completo de esta capacidad. No tenerla puede llevar a conductos poco comprensibles para la mayoría y una gran discapacidad, y en algunas personas incluso a desencadenar agresividad o violencia ¿Cómo podríamos reconocer a alguien que carece de ella? En este artículo vamos a hablar de diferentes signos que delatan a alguien con falta de empatía.
¿Se puede enseñar y trabajar la empatía en adolescentes?
A pesar de que también existen dinámicas para practicar la empatía en adultos, aquí nos centraremos en ejercicios específicos para trabajarla en adolescentes. Estas son las mejores dinámicas:
1. Desarrolla un apego seguro con tu hijo adolescente
Cuando las necesidades emocionales de un niño o adolescente son abordadas y satisfechas, los adolescentes son más propensos a mostrar empatía y ayudar a otros que están en peligro. Como padre o madre, puedes esforzarte para desarrollar un tipo de apego seguro con tu hijo. Es importante que le muestres que puede contar contigo cuando necesite apoyo emocional y físico. La investigación muestra que los niños que tienen padres que los ayudan a sobrellevar las emociones negativas de una forma compasiva y orientada a la solución de problemas tienen más probabilidades de mostrar preocupación por otros niños, es decir, ser más empáticos.
2. Recuerda que tu hijo es un individuo independiente
Trata a tu hijo como una persona independiente con una mente e intereses propios. Habla sobre sus emociones y ayúdale a comprender cómo los sentimientos, los deseos y las emociones pueden influir en el comportamiento. Puedes enseñarle a reconocer y etiquetar sus sentimientos, así como aquellos que ha observado en los demás, modelando la expresión verbal.
Por ejemplo, cuando te comuniques con tu hijo puedes hablar sobre tus propios sentimientos, así le estarás proporcionando un lenguaje apropiado para expresar las emociones. Además, puedes utilizar la escucha reflexiva para ayudarle a etiquetar los sentimientos de los demás haciéndole preguntas como ¿pareces un poco enfadado hoy, ¿ha pasado algo?¿. Esto le ayudará a reconocer sus sentimientos y la importancia de expresarlos.
3. Modela el comportamiento empático e induce sentimientos de simpatía
Como padres, podemos aprovechar las oportunidades cotidianas para indicar situaciones en las que la empatía es necesaria. Podemos generar respuestas de simpatía en nuestros hijos. Por ejemplo, viendo una película o una serie de televisión podemos ver escenas en las que hay bullying o conductas crueles. Podemos emplear estas situaciones para plantearle cómo se puede sentir la víctima. Al hacer esto, estamos llevando las cosas un paso más allá porque no solo estamos etiquetando sentimientos, también estamos ayudando a reconocer oportunidades en las que nos podemos preocupar por las necesidades emocionales de otras personas, intercambiando ideas sobre diferentes maneras de ayudar.
4. Ayudarle a ponerse en los zapatos del otro
Cuando los adolescentes identifican o sienten que otra persona es similar a ellos, es más probable que sientan empatía por esa persona. Por eso, una forma de enseñarles a desarrollar sus habilidades empáticas sería ayudarles a descubrir lo que tienen en común con otras personas. Además, esto es muy importante en una sociedad como la de hoy en día dónde las nuevas tecnologías plantean debates sobre la línea que distancia lo real de lo imaginario y rara vez hay consecuencias directas para determinadas acciones. Cuánto más podamos humanizar la angustia de la víctima, mayor empatía desarrollará.
Estas son solo algunas formas de cómo enseñar empatía a los adolescentes. Además de enseñarles a fortalecer sus habilidades empáticas, también debemos darles la oportunidad de ponerlas en práctica. Como padres, se les puede ayudar a identificar lugares en los que puedan tener la oportunidad de trabajar directamente con personas en situaciones de necesidad, lo que les permite comenzar a identificarse con esas personas y fortalecer aún más su desarrollo empático.
Signos que delatan la falta de empatía
A continuación indicamos algunos signos que reflejan la presencia de una dificultad o ausencia de empatía, independientemente de su motivo de aparición. Hay que tener en cuenta que la falta de empatía puede darse a nivel cognitivo (es decir no saber cómo puede sentirse el otro), a nivel emocional (aunque se sabe cómo se puede sentir el otro ello no tiene ningún impacto emocional) o en ambos sentidos. Asimismo, además de todo ello hay que tener en cuenta que la falta de empatía puede ir asociada a diferentes características en función de otras facetas de la personalidad y cognición, no siendo aplicables todos los ítems que siguen a todos los sujetos con falta de empatía.
1. Inmersión en uno mismo
Una característica que suelen tener en común las personas con falta de empatía, especialmente aquellas que tienen características autistas, es la sensación de que están centrados en su mundo interior y que no tienen total conciencia de las personas a su alrededor.
2. Problemas de comprensión
No poder ponerse en el lugar de los demás hace que para muchas personas con problemas de empatía pueda ser complicado comprender las acciones y palabras de los demás, así como la reacción a las propias acciones. Ello puede generar sufrimiento en el propio sujeto o ser algo indiferente, dependiendo de si existe deseo de relación (como por ejemplo en personas con Asperger) o esta resulta indiferente.
3. Teoría de la mente distorsionada
La teoría de la mente es la capacidad que tenemos para darnos cuenta que las otras personas tienen su propia mente, motivaciones y deseos, y que estas pueden ser diferentes a las nuestras. La existencia de una falta de empatía puede llevar o estar relacionada con algún problema en esta capacidad, existiendo cierta incapacidad de separar el propio punto de vista del que pueden tener los otros.
4. Egocentrismo
Quizás te interese: "Personalidad egocéntrica: 15 rasgos característicos"Algo habitual en todas las personas con falta de empatía es el egocentrismo: todo lo ven desde su punto de vista, siendo este el único válido y no planteándose la validez de otros. También puede haber egoísmo: lo único o lo más importante es lo que uno mismo quiere, la defensa de sus derechos y la consecución de sus objetivos.
5. Narcisismo
Si bien no es algo imprescindible es frecuente que quienes tienen falta de empatía desarrollen cierto grado de narcisismo, considerándose superiores o más valiosos que el resto y haciendo de sus necesidades algo por encima de los derechos de otras personas. Este aspecto se vincula fuertemente con el punto anterior.
6. Falta de tacto e inadecuación contextual
En el contacto con los demás, alguien que no tenga empatía se va a caracterizar por una comunicación que no tiene en cuenta o para la que resulta indiferente cómo pueden reaccionar los demás. Así, pueden dejar de lado aspectos pragmáticos del lenguaje y enviar mensajes de gran dureza sin tacto alguno hacia sus emisores. Este signo podría no ser evidente en caso de intentos de manipulación, si la persona posee una gran inteligencia y es capaz de saber a nivel cognitivo cómo afectan las cosas a los demás.
7. Impaciencia
Otra característica habitual en personas no empáticas es la impaciencia para con los demás: no pueden comprender o no valoran las necesidades ajenas y les resulta irritante tener que repetirse o invertir tiempo en hacer cosas con los demás, integrándoles.
8. Siguen estereotipos y prejuicios
El hecho de no tener capacidad para la empatía hace que sea habitual que estas personas utilicen para guiarse estereotipos y prejuicios, actuando a nivel cognitivo y empleando las etiquetas con el fin de guiar su conducta y pensamiento. No son capaces tampoco de ver cómo éstas afectan al comportamiento ajeno.
9. Relaciones superficiales, destructivas o evitadas
Algo común a la mayoría de personas con falta de empatía es el hecho de que, al no ser capaces de identificar y valorar las emociones y pensamientos del otro como algo valioso o interesante y no poder ponerse en su lugar, generalmente mantienen relaciones poco profundas y superficiales. Es posible que este tipo de relaciones sea simplemente cordial o que exista una conducta seductora para autosatisfacer sus necesidades, o bien que directamente sean evitadas por resultar incomprensibles.
10. Conductas utilitaristas
Una persona con gran falta de empatía va a tender a emplear a las demás personas como recurso para conseguir sus fines. El hecho de no ser capaz de ponerse en el lugar del otro hace que se desvalorice y se cosifique al otro, utilizándolo sea de manera directa o indirecta para cumplir los objetivos personales independientemente de sus sentimientos.
11. Agresividad y violencia
Si bien no todos las personas que no tienen empatía desarrollan actitudes violentas (por ejemplo las personas con autismo tienen problemas con la empatía y no suelen ser violentas), lo cierto es que no tener empatía hace que resulte más sencillo recurrir a estilos de solución de problemas agresivos o incluso violentos al no existir conciencia de lo que ello implica por el otro o el sufrimiento que pueden causar.
12. Falta de remordimientos
Hacer algo que haga daño a los demás suele generar en la mayoría de personas cierto remordimiento. Sin embargo, en aquellos que tienen falta de empatía los remordimientos son inexistentes o mucho menores de lo habitual, si bien pueden disculparse si tienen la cognición de que los demás han sufrido o si les conviene para sus fines.
EJERCICIOS PARA APRENDER EMPATIA
Cuando se hace un regalo, ¿en quién se piensa, en quién lo hace o en quién lo recibe? Este podría ser el inicio de uno de los ejercicios que a continuación se proponen. Si se hace un regalo a alguien, pensando en la belleza de lo que se ha realizado de manera artesanal, y se le regala a alguien movido por el consumismo, se deja de ser empático, para ser egoísta. Hay que ponerse en el lugar del otro, en sus zapatos, y el regalo a alguien encantado si va de compras, tendrá que ir en esa línea, sin importar lo que signifique para quien regala. Esta es la definición de empatía.
Empatia: Ejercicio 1.
Imagina que estás en una burbuja donde las palabras no se oyen, sólo puedes ver gestos, miradas, intenciones¿ Dale una oportunidad a la intuición, y deja que la razón aprenda de ella. Como persona sensible que eres, empezarás a fijarte en otras cosas que antes pasaban desapercibidas, verás una persona que pide ayuda, donde antes escuchabas palabras de ira, sonreirás a los gestos de cercanía, imperceptibles cuando las palabras dominan una conversación¿ Todo esto te ayudará a comprender al otro, iendo más allá de él y de ti.
Empatia: Ejercicio 2.
En una conversación con alguien, interesarte por su persona, esto hará que la conexión entre los interlocutores mejore desde el primer momento, se fomenta la comunicación verbal y no verbal. Deja que se exprese, y piensa que si hace lo que hace o dice lo que dice, es porque tiene sus motivos, un mal día, presiones familiares, motivos económicos, preocupaciones de salud¿ Escucha, escucha, escucha¿ No juzgues, sólo escucha. Te sentirás bien al ver que la otra persona confía en ti y te cuenta todo lo que le preocupa, será el primer paso a un entendimiento entre ambos que deberás potenciar continuamente. Aprender a escuchar es fundamental.
Empatia: Ejercicio 3.
Cuando alguien te cuente algo, una vez escuchado el mensaje adecuadamente, será interesante poner nombre a las emociones que se experimenten, esto ayudará a conocerte mejor y por supuesto, ayudarás a tu interlocutor. La misión de emocionalizar las palabras es un ejercicio muy enriquecedor para el desarrollo último de la empatía.
Empatia: Ejercicio 4.
Con cada acontecimiento que te surja, sal de tus zapatos un momento y practica la empatía. Todos los días ponerse en el lugar del otro un tiempo, ayuda a empezar a ejercitar la empatía sin apenas esfuerzo. Al final, ser empático será algo tan cotidiano como sonreír.
Empatia: Ejercicio 5.
Escribe el nombre de una persona que no te agrade, y da detalles de aquello que no soportas, que no te gusta¿ Si es conocida es mejor, porque ayudará a concretar más los motivos del rechazo que produce. Una vez realizado esto, ponte en su lugar sin juzgarla, y describe su principal meta en positivo, piensa que como persona intenta sobrevivir como todos, y que tiene sus razones para actuar como lo hace, y para ser como es. Y por último, describe un comportamiento propio negativo, algo que no te guste de ti mismo, con la suficiente autocrítica para que el ejercicio tenga resultado.
EMPATIA, EJERCICIOS: CONCLUSIONES
Todos los humanos tienen las mismas motivaciones e inquietudes, lo único que cambia de uno a otro es el momento y lugar en el que se encuentra los obstáculos. Por esto, entender a los demás, es una de las herramientas fundamentales y más potentes de la socialización.
Hacer un esfuerzo por ser empático, motiva la mejora en las relaciones personales, y si en algún momento,es uno mismo quien necesita ser escuchado, ayudado¿ Aquella persona que se sintió cobijada cuando se le escuchó, actuará de la misma manera con sus similares. La empatía es contagiosa, propagarla es labor de todos y cada uno, para una sociedad más armoniosa y feliz.