Sensibilizarse con el nuevo currículo y la necesidad de trabajar y evaluar por competencias. Fomentar la autoevaluación y el feedback específico y constructivo. Diseñar rúbricas útiles utilizando diferentes herramientas.

Autoevaluación, coevaluación y heteroevaluación Feedback y conocimiento de resultados Rúbricas de evaluación.

¿Qué has aprendido?, ¿cuánto has aprendido?: ¿un 6?, ¿el tema de la Prehistoria?. Ahí queda lo evaluado en el examen o en el trabajo entregado (enfoque basado en contenidos). ¿Y qué puedes hacer con eso?, ¿para qué podemos usarlo?, ¿cómo podemos subir un nivel (o dos) en tu aprendizaje y satisfacción por tu proceso? La respuesta a estas últimas preguntas no pasa simplemente por ¿estudiar más¿, sino por tener la posibilidad de conocer específicamente aquello que indica el nivel en el que estoy y también el superior, para poder hacer esfuerzos concretos y mostrar evidencias de mis capacidades PARA MEJORAR mi aprendizaje. Las rúbricas sirven de instrumento para autoevaluarse y dar pasos certeros hacia niveles superiores. Fomentan la objetividad y nos ayudan a comparar, reflexionar y trabajar con una guía. Quizás si empezamos nuestras experiencias de aprendizaje sabiendo dónde estamos y cómo exactamente llegar a superarnos, nuestros esfuerzos vayan mejor dirigidos: indicadores o descriptores, fases o categorías y niveles competenciales para que las valoraciones no queden en números con decimales. Las rúbricas pueden ayudarnos a guiar el proceso y el resultado.