Compañe@os, seguro que conocéis la leyenda del bambú. LLegamos al final de este grupo de trabajo que, dadas las extrañas circunstancias de un curso marcado históricamente por un pandemia sanitaria con reflejos socio-ecónomicos, culturales, anímicos y educativos, bastante ha logrado con no perderse en esta tormenta del desierto. Como escribió mi querido Borges, el desierto es el más endiablado de los laberintos posibles. Pero no nos hemos perdido,y hemos sembrado unas semillas que tardarán en asomar a la superficie, hasta hacernos pensar que se han frustrado sus expectativas de futuro; pero no es así, creo.El bambú está ahí abajo, alimentándose por dentro antes de elevarse hacia el cielo. Cuando lo haga, su crecimiento será rápido y vigoroso, para perdurar. Y eso será gracias a vosotr@s; os prometo que cuidaré de las semillas tanto tiempo como sea necesario. Compartimos un mismo amor por la enseñanza y una firme convicción: contribuir a la mejora de la competencia lingüística del alumnado es contribuir a su mejora como estudiantes y, sobre todo, como ciudadanos y como personas. Arrieritos somos y nos encontraremos en el camino, compañer@s. Quedamos emplazados.