La competencia emocional ha sido quizás una cuestión olvidada en una escuela que pretende promover el desarrollo integral de los miembros más jóvenes de nuestra sociedad. En los últimos tiempos asistimos a un resurgir de los planteamientos que defienden la indivisibilidad de la naturaleza humana en elementos diferenciados: el intelecto, el físico, el emocional?Entender al ser humano como un todo nos plantea a los educadores desde todos los contextos la necesidad de no olvidar ninguna de las áreas del desarrollo. La autoconsciencia emocional, la gestión de las emociones, su expresión, el reconocimiento de las emociones en el otro confluyen con otras variables en el rendimiento académico, en la capacidad de resolver conflictos, en la adecuación a las normas de convivencia, en el comportamiento.