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Metodología didáctica basada en el juego, para la realización de actividades motivadoras a modo de obstáculos o pruebas a superar por los jugadores.

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Salida del Centro Medioambiental (EEE) (eso se produce en el capítulo anterior a la siguiente entrada)

Después de comer, continuaron su camino. Unos ruidos llamaron su atención... los metazombis, liderados por Kratos, los perseguían... Con el corazón saliendoles de la boca, lograron alcanzar la puerta de nuevo, pero... se habían dejado a alguien atrás. Mamuth, que estaba durmiendo tranquilamente, no era atacado por los metazombies...

-"¿Puede ser que solo detecten latidos del corazón muy fuertes? Así, cuando nos ponemos nerviosos y escapamos, nos detectan. Si nos quedamos tranquilos, quizás podamos rescatar a Mamuth..."

De vuelta al Complejo Medioambiental, encontrarán una caja de sensores electrónicos y una placa Arduino.. Entre los sensores, había uno de latidos del corazón. Con la ayuda de EUGENIO, que domina más de 3 millones de formas de comunicación, entre ellas Arduino, consiguieron programar un sensor para que midiera sus latidos... Y se pusieron a practicar.

-"Tenéis que inspirar, expirar lentamente... No pensar en lo que tenéis alrededor. Simplemente, pensad en vuestra respiración..." - decía EUGENIO con su voz aterciopelada...

Hicieron un concurso y ganó (EL QUE MENOS PULSACIONES TENGA AL MONTAR EL CIRCUITO).

Salió al campo, mientras los demás miraban desde la puerta... Un paso, otro paso... Los metazombis olían y pasaban por su lado, pero ninguno advertía su presencia... Llegó al lado de Mamuth. Ahora venía lo más peligroso. Cuando Mamuth se despertara, tenía que mantener la calma. Así que se puso a hablarle al oído...

-"Mamuth... te has quedado dormido... despierta pero no abras los ojos. Simplemente respira..."

Mamuth abrió los ojos y vio lo que tenía alrededor. () apretó su mano con firmeza y le señaló sus ojos. Con la otra mano, le hizo un gesto de tranquilidad. Mamuth lo entendió al instante. Los metazombis podían evitarse, con tranquilidad. Ponerse nervioso no ayudaba a nada y, con los metazombis, significaba una muerte horrible.

Lentamente, anduvieron hasta la puerta y entraron. ¡Estaban a salvo!

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