En los últimos años mi sensación como docente es que el modelo educativo en el que estamos inmersos desde hace décadas y que aún no nos atreveamos a abandonar del todo (por la lógica incertidumbre provocada por no saber cómo afrontar el cambio acelerado de nuestra sociedad) está caduco. La formación que estamos recibiendo este curso 2016/2017 relacionada con las Comunidades de Aprendizaje (a través de grupos interactivos, tertulias dialógicas, etc.) en talleres y charlas de compañeros de secundaria y de universidad está siendo muy valiosa porque la formación y el conocimiento adquiridos sentarán las bases para que nosotros podamos propiciar el cambio tan necesario en la práctica docente. Por otra parte, el curso de la fundación Trilema, nos está abriendo nuevos caminos y nos está dando las herramientas necesarias para trasnsitarlos y sentirnos seguros. Tanto las destrezas que hemos adquirido en el aprendizaje de "Rutinas" como en los "aprnedizajes cooperativos" puestos en marcha en nuestro centro están dando ya unos resultados cuanto menos esperanzadores.  El enfoque práctico-teórico del curso me parece interesantísimo porque nos permite ponernos en la piel de nuestros alumnos al realizar nosotros, los profesores, cada una de las dinámicas que después pondremos en práctica para que ellos las realicen en clase. La parte en la que estamos trabajndo ahora relacionada con los "Proyectos", no solo me parece muy interesante, sino necesaria a partes iguales. Saber cómo estrucutrar un buen proyecto en colaboración con mis compañeros me parece una labor enriquecedora y motivadora.

En general, toda la formación que estamos recibiendo este año me permite afrontar el futuro como docente con más seguridad. La constante trasnfromación de la sociedad es una de las características del mundo en el siglo XXI. La educación no solo tiene que adaptarse a los cambios, sino que, además, debe de impulsarlos, impreganarlos y llenarlos de valores para que el ser humano del futuro sea capaz de crear y vivir en un mundo más justo e igualitario. Los educadores actuales, y hablo de todas las etapas educativas, tenemos la obligación moral de entender ese mundo cambiante y contribuir a mejorarlo. Las prácticas que estamos aprendiendo nos ayudan en estas dos direcciones.