Hola compañeros/as:
En enero continuamos formándonos a través de la lectura de artículos. Y en esta ocasión os comento un artículo también de Bisquerra (2007) acerca de las competencias emocionales.
Este autor realiza una estructura sistemática de las competencias emocionales en cinco grandes bloques:
-Conciencia emocional: se trataría de trabajar la capacidad para percibir con precisión los propios sentimientos y emociones, identificándolos y etiquetándolos; así como la capacidad de percibirlos en los demás.
-Regulación emocional: habría que trabajar la capacidad de manejar las emociones de forma apropiada, lo cual implicaría: conocer que los estamos emocionales inciden en el comportamiento y viceversa, formar en habilidades de afrontamiento y en habilidades de autogeneración de emociones positivas.
-Autonomía emocional: tendríamos que trabajar elementos relacionados con la autogestión, tales como autoestima, automotivación, actitud positiva ante la vida, responsabilidad, auto-eficacia emocional (percibirnos con capacidad de sentirnos como deseamos), análisis crítico de normas sociales y resilencia (capacidad de afrontar las situaciones adversas que la vida pueda deparar).
-Competencia social: se trataría de trabajar la capacidad para mantener buenas relaciones con los demás, lo que implica dominar habilidades sociales básicas (escuchar, pedir un favor, manifestar agradecimiento, mantener una actitud dialogante,¿), respetar a los demás, tener la capacidad para atender a los demás (tanto en comunicación verbal como no verbal), poseer la capacidad para expresar los pensamientos y sentimientos con claridad (tanto en comunicación verbal como no verbal) y capacidad de iniciar y mantener una conversación; habilidad para compartir emociones; capacidad de cooperación y de comportamiento pro-social; asertividad; capacidad de prevenir y solucionar conflictos; así como capacidad para gestionar situaciones emocionales.
-Habilidades de vida y bienestar: habría que trabajar cómo fijar objetivos adaptativos (positivos y realistas); saber tomar decisiones; conocer cómo buscar ayuda y recursos; participar activamente en la sociedad a través de una ciudadanía activa, cívica, responsable, crítica y comprometida; capacidad para gozar de forma consciente del bienestar subjetivo y procurar transmitirlo a las personas con las que se interactúa y capacidad para generar experiencias óptimas en la vida profesional, personal y social (capacidad de fluír).
Por lo tanto, el trabajo de Bisquerra (2007) es una buena base como punto de partida para crear un programa de inteligencia emocional que trabaje todo lo que conlleva la línea de intervención del Programa Creciendo en Salud y Forma Joven, ya que si lo analizáis, veréis que las competencias que abordan estos programas con las mismas que plantea este autor.