Bueno, aunque nuestra labor como grupo no ha sido muy prolífera en términos de informes subidos en este espacio, en nuestra labor como grupo de trabajo hemos experimentado que la tutoría compartida es una labor de campo, es decir, que las decisiones más importantes son las que se toman cuando se trabaja directamente con el alumno o alumna en cuestión, tal y como diría el premio novel en economía en 1991 Ronald H. Coase en su teorías del "Hombre sobre el terreno". Estas decisiones han supuesto horas de trabajo relacionadas con, entrevista con los padres, enseñanzas sobre estrategias en gestión de material académico, hemos coincidido que algunos de nuestros alumnos no sabían qué debían llevar a casa a diario, en otras ocasiones hemos tratado de resolver el devenir académico de nuestras alumnas y alumnos con explicaciones paralelas a modo de clases particulares de otras materias que no son nuestra especialidad, lo cuál conllevaba a su vez una mínima preparación de las mismas y el consentimiento de las compañeras y compañeros que les impartían las materias en cuestión. También han surgido charlas con temas de contenido psicológico en términos profesionales para las que algunos compañeros tenían dificultades de gestión, etc.
Todo esto aflora cosas que aunque ya sabemos en el entorno académico ahora podríamos ponerle nombres y apellidos, los comportamientos disrruptivos, el abandono escolar, el descenso en resultados académicos responden a hechos que trascienden las puertas del Instituto, pero que son acogidos aquí de forma obligatoria, tienen su origen bien en el entorno familiar o bien en el grupo de amigas o amigos e incluso la influencia de Internet y que, de no solucionarlos durante su etapa en el paso académico por nuestros institutos, dichos problemas seguirán trascendiendo allá por donde pasen las vidas de estas alumnas o alumnos. La incidencia en la labor de las, los docentes es letal. Cuando el comportamiento de estos tipos de alumnas o alumnos se despliega en clase con todo la problemática que lleva de fondo el resultado en el aula puede generar una bola de nieve bajando la ladera, "amonitamiento", bulling, etc., esta influencia puede ser la mecha que prenda a parte del alumnado sin problemas aparentes en origen y se origine con ello los problemas en la etapa del Instituto, por eso es importante evitar que estas alumnas o alumnos eleven acontecimiento visto por los ojos adolescentes como un show televisivo asociado a diversión.
Por esto mismo, en cuanto hemos estado trabajando con estos perfiles hemos tenido que cambiar de tutorando por el hecho que han abandonado el curso a mitad. No está asociada nuestra labor con el abandono, cuando las, los hemos cogido ya estaban estas alumnas, alumnos en una situación de coma académico. Así pues, la tutoría compartida es una herramienta paliativa para lo que en muchos casos ya se sabía su final. Mientras tanto lo que hemos conseguido; alumnas y alumnos que estaban contagiando con su actitud al resto en el sentido que dejan ver al resto que se puede venir al Instituto sin material, con malos modos, sin hacer nada durante la clase, etc. y parece que no pasa nada, motivarlas, motivarlos para que maquilladamente parezcan que algo hacen y, al no llamar la atención pasan desapercibidos para el resto y eliminamos la influencia contagiosa o inadecuada para el ambiente académico. Este maquillaje en el comportamiento en el aula concretamente de estas alumnas, alumnos mejora considerablemente el ambiente de clase y mantiene con más fuerzas las ganas de trabajar y estudiar al resto de compañeros. Por eso realmente nuestra labor al tener la característica paliativa en la neutralización de comportamientos contrarios a lo académico no incide sobre el tutorando, sino que la tutoría compartida trabaja indirectamente en realidad para el resto de los buenos alumnos.
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