Después de la primera evaluación y habiendo puesto en marcha las herramientas que estaban creadas, específicamente; hoja de seguimiento, acuerdo semanal con la o el tutorando, entrevista inicial de consentimiento familiar, etc., hemos podido constatar en el grupo que estas herramientas tienen una efectividad limitada y de corto recorrido. Lo cierto es que la labor de los compañeros en la implicación del seguimiento es sumamente crucial para el óptimo resultado. Así creemos que la parte intuitiva de la profesora o del profesor en este caso, su buen hacer lleva más a pequeños éxitos en términos de una mejora de la conducta que las propias herramientas, que son meras fuentes de recolección de información de cómo es el comportamiento de la o del tutorando. Algunos componentes del grupo de trabajo han optado por seguir usando los materiales, a parte de un contacto semanal por teléfono con las familias buscando colaboración en las casas de estos, o incluso en un plano virtual mantener un seguimiento con la ayuda de una alumna o alumno que recolecte la información trascendental de tareas y exámenes que se le pueda entregar via mail al padre o la madre de la o del tutorando. Respecto de la primera lectura las conclusiones a las que hemos llegado es que es fundamental en las entrevistas concretar con precisión qué tipo de rol está desempeñando nuestro tutorando, que por regla general es docto en pillería, mentira o vagueza.