Desde el aula de Pedagogía Terapéutica llevo a cabo sesiones de psicomotricidad con alumnos/as individualmente o, como mucho en pareja. En la mayoría de los casos se trata de actividades para apoyar conceptos espaciales, trabajar la atención auditiva y/o visual a través de ritmos percutidos con partes del cuerpo, imitación de gestos, atención a una orden sencilla (tipo "Simón dice") con o sin distractores, etc.
Especialmente es destacable el trabajo con un alumno con dificultades en lo que respecta a la comunicación, la relación social y el control de su cuerpo e impulsos. Con este alumno llevo a cabo dos sesiones semanales de psicomotricidad. Se llevan a cabo en el aula de psicomotricidad, es decir, fuera del grupo ordinario. La sesión siempre se inicia con movilización de secciones del cuerpo que son nombradas y señaladas (primero yo hago y verbalizo, luego él imita) en una secuencia que ya conoce y con la que responde con alegría, pues lo que le resulta conocido y repetitivo le relaja y facilita que colabore. A continuación llevamos a cabo actividades con materiales que facilitan trabajar seguir un trazo (actividad sobre cuerda), hacer equilibrio sobre puentes, ladrillos, borde de aros, etc., siempre buscando que se concentre en controlar su paso, y aprovechando para introducir conceptos que apoyan a los aprendizajes curriculares del aula ordinaria que se están trabajando o que se prevé llegarán en breve. Las sesiones también incluyen que nos abracemos, masaje, hacernos cosquillas por turnos y reirnos juntos, permitir que se eche sobre mi espalda, gatear, rodar, etc., es decir, permitir situaciones de contacto donde mostramos que nos sentimos felices ambos porque nos respetamos y disfrutamos aceptando unas normas mínimas.
La actividad va dando frutos, pues el movimiento controlado del cuerpo y tomar consciencia de ello siempre implica una gran actividad cerebral.