Proyección o colocación de la voz:
a) Procurar que el sonido producido por el paso del aire por las cuerdas vocales choque y resuene en su paladar y salga fuerte, claro y sonoro, hacia fuera. Primero lanzar vocales intermitentemente (A, A, A, E, E, E, I, I, I¿), luego continuas (AAA, EEE, III...), y luego combinadas (A, A, A, AAA, E, E, E, EEE, AAAEEE...). Acaban cantando alguna frase musical.
b) Levantar la cabeza para que el sonido pueda salir entero. Imaginar que están enviando la voz a una cierta distancia (por ejemplo, a 5 metros) y que debe llegar hasta allí con toda su fuerza y claridad. Luego, imaginar que la voz debe llegar a 10 metros y procure que llegue directa, nítida y fuerte. Después, alternar variando el volumen: cantan muy bajito como al oído de alguien; luego muy alto, como si el otro estuviera sordo. Asegurarse de que siguen sacando su aire correctamente, con respiración diafragmática, y reduciendo la intensidad de la expulsión de aire. Sólo debe variar el volumen. Pero, cantando fuerte o bajo, se debe escuchar igual, esté cerca o lejos.
c) Finalmente, otro ejercicio para controlar o administrar la salida de aire:
Encender una vela y acercar los labios a 3 ó 4 centímetros (sin quemarse). Pronunciar prolongadamente la letra ¿u¿.
El sonido (aire) debe salir muy despacio. La práctica está en no apagar la llama. Desde luego, esto se consigue si dominan, regulan o administran su aire, porque si expelen muy fuerte, apagan la llama. Hacer este ejercicio cuantas veces sea necesario hasta no apagarla.
d) Para una autoevaluación diaria:
Inspirar y decir: ¿Gracias a mi gallina ponedora, los huevitos no me faltan. Diariamente tengo uno, tengo dos, tengo tres, tengo cuatro, tengo¿ (hasta donde alcance la respiración)¿. El éxito está en que cada día tengan más huevos... Esa será la mejor prueba de que respiran más y mejor.