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Lugares que son Retrato de sus habitantes

Compañeros, os envío el resumen de la charla que os he dado hoy en nuestra reunión de trabajo. Me gustaría que me enviarais comentarios que siempre son enriquecedores.

¿ el espacio y los que habitan en él llegan a una simbiosis que hace que el primero sea un retrato de estos últimos¿.

   
 

       Para dar algún ejemplo, podría haber elegido cualquier lugar geográfico o época. Sin embargo, me voy a limitar a España y sobre todo a las dos ciudades en las que yo he vivido: Sevilla y Jaén, y a los períodos del Renacimiento y del Barroco.

     Tras la Edad Media en que se consideraba que Dios era el centro del Universo y se concebía la existencia terrena como el camino para conquistar la vida eterna, en el Renacimiento se situó al hombre en el centro del mundo. Dándole a la razón gran importancia, lo que hizo de esa época el punto de partida de la ciencia moderna. La nueva valoración del hombre implicó también una reforma de la espiritualidad.

     Además, fue destacable la aparición de la burguesía y la desaparición del Feudalismo para dar lugar al Capitalismo, cuya forma de medir el poder es el capital, en lugar de la extensión y posesión de tierras y títulos nobiliarios.

     El Renacimiento comenzó en Jaén con la estancia de los Reyes Católicos en la ciudad y la visita de Cristóbal Colón a los mismos, apenas tres años antes del descubrimiento de América (hito que pone fin a la Edad Media). Sin olvidar al peculiar personaje don Miguel Lucas de Iranzo (¿?-1473), Condestable de ésta ciudad que fue precursor del estilo a finales del siglo XV, en un momento de transición entre la Edad Media y la Edad Moderna.

      Lucas de Iranzo tuvo un origen muy humilde y progresó gracias a la ayuda del rey Enrique IV que encumbró a personas sin linaje para que, en agradecimiento, le demostraran servilismo ya que temía a la ¿nobleza de sangre¿. Y según sus cronistas, a través  de su gobierno prestó atención a los más desfavorecidos,  identificándose con ese sector de población al cual había pertenecido en sus orígenes. Lo que hace intuir que pretendió  una sociedad más humana y abierta de lo que era habitual en esa época. Aunque criticado y envidiado por muchos, entre los que se cuenta la nobleza de sangre, tuvo en sus manos la administración y gobierno de un bastión importante, ya que la ciudad formaba frontera con el reino nazarí de Granada. Se interesó mucho por la cultura. Creó en Jaén una Casa de Moneda, allanó la plaza de Santa Mª, hizo obras de acondicionamiento en la ciudad como el traslado de las carnicerías extramuros y el trazado de la que se convirtió en vía principal, ¿La Carrera¿. Él trajo a esta ciudad  las costumbres aprendidas en su paso por la Corte de Castilla.

      Otro personaje que debemos tener en cuenta es Alonso Suárez de la Fuente del Sauce (¿?-1520). Llamado ¿el Obispo constructor¿  por las muchas obras que mandó levantar y sufragó en esta provincia, y ¿el Obispo insepulto¿ por estar su momia guardada en un cajón de la Sacristía de la Catedral de Jaén durante cuatro siglos.

        Nació en un pequeño pueblo de Ávila y desde pequeño destacó por su inteligencia.

        Desde que en 1493 fue nombrado obispo de Mondoñedo,  fue ocupando cargos importantes dentro de la Iglesia: Obispo de Lugo, Inquisidor General y Comisario de la Santa Cruzada. Llegando, incluso, a ser Presidente del Consejo de Castilla. Cuando en 1499 era obispo electo de Málaga, se enteró de que la sede de Jaén estaba vacante y la solicitó. Hecho extraño puesto que en aquella época la ciudad estaba poco desarrollada. Aquí vivió durante 20 años, construyendo y sufragando un gran patrimonio arquitectónico y monumental. Aunque, de dónde consiguió el dinero para llevarlo a cabo es un misterio que ha dado lugar a leyendas sobre que encontró la Mesa de Salomón que generaría riquezas sin fin.

      Curiosamente, ambos personajes no fueron andaluces, por tanto hay que tener en cuenta su carácter castellano sobrio. Estos tienen en común el deseo de un nuevo modelo de vida y de tipo de ciudad. Es como si hubieran querido tomar una pequeña población, a modo de conejillo de Indias, y realizar en ella su sueño de modernidad. Y como, aunque andaluza, nuestra Jaén es más vecina de Castilla que otras de sus poblaciones hermanas, su clima por interior es más frío y extremo, tiene las montañas más cerca, se vive más de puertas hacia adentro, sus gentes son poco bullangueras, se dio el caldo de cultivo apropiado para que un estilo basado en la armonía, el orden y las formas depuradas triunfara y perdurara no como reliquia de tiempos pasados sino como retrato y reflejo del carácter de sus habitantes.

    Otra persona fundamental del Renacimiento jiennense fue el artista Andrés de Vandelvira (1505 y 1575) que nació en Alcaraz, provincia de Albacete (antiguo Reino de Murcia pero estrechamente relacionado con Castilla). Fue un artista de gran cultura que conocía los tratados más famosos de su época y los puso en práctica gracias a los mecenas que encontró, principalmente en la provincia de Jaén. A pesar de no ser discípulo de Diego de Siloé, intervino en obras diseñadas por él, convirtiéndose en uno de los grandes (y de los más prolíficos) arquitectos renacentistas españoles. Fue el inventor de la bóveda vaída y de otras ingeniosas soluciones constructivas. Desarrolló principalmente su trabajo en la provincia de Jaén, muy especialmente en la ciudad de Úbeda, y también en Cuenca.

     Diseñó la Catedral jiennense de la Asunción de la Virgen que sirvió de templo modelo para las catedrales de las tierras americanas en posesión de nuestro país. No pudiendo entenderse el Renacimiento del sur si no se conocen las joyas de Úbeda y Baeza dónde también encontramos obras suyas.

     Hasta aquí hemos hablado de tres personas que impulsaron un estilo artístico y de vida para modernizar la ciudad de Jaén. Pero, aunque en unos párrafos nos desviemos de las dos ciudades sobre las que queríamos hablar, tenemos en los alrededores de Madrid otro ejemplo de un personaje que inspiró con su carácter un complejo monumento, me refiero al rey Felipe II y al Monasterio del Escorial.

    Heredó de su padre Carlos V un vasto imperio, dentro y fuera de la Península Ibérica, al que se dedicó a gobernar con ahínco. No solo aprendió a ser un guerrero, sino que sus profesores le enseñaron arte, letras y varios idiomas, por lo que era un príncipe instruido que con esta obra consiguió cristalizar las ideas de un rey ya renacentista y cumplir el deseo de su padre de poseer un mausoleo propio para su dinastía. El Monasterio de San Lorenzo de El Escorial es un complejo que incluye un palacio real, una basílica, un panteón, una biblioteca y un monasterio.  Fue promovido por Felipe II, entre otras razones, para conmemorar su victoria en la batalla de San Quintín el 10 de agosto de 1557, festividad de San Lorenzo. Siendo considerado, desde finales del siglo XVI, la Octava Maravilla del Mundo tanto por su tamaño y complejidad funcional, como por su enorme valor simbólico y  una de las más singulares arquitecturas renacentistas de España y Europa. De éste también podríamos decir que es el retrato de un personaje.

     La mentalidad serena, vitalista y científica del Renacimiento dejó paso a una época de pesimismo y desengaño que se desarrolló durante el siglo XVII debido al padecimiento, la guerra, el hambre, las epidemias, las enfermedades y la muerte. Todas estas penalidades  dieron lugar a un ambiente de violencia e inquietud que provocó  un cambio de mentalidad y de actitud ante la vida que propició las apariencias, lo artificioso y el vivir el momento presente. Dios y la religión se convirtieron en la respuesta a las desgracias y a la angustia de vivir. Estos cambios trajeron como consecuencia una evolución de los gustos estéticos, pasando de los modelos clásicos armoniosos y con orden a unos cauces de expresión muy dinámicos, con complejas  y exageradas formas donde privaba la grandiosidad y la acumulación. Todo ello como reflejo del mundo confuso que se vivía. Esto nos hace meditar sobre la ciudad de Sevilla en dicha época. Durante el siglo XVI recibió el privilegio de ser el único puerto autorizado de Occidente a comerciar con Las Indias o América, a ella llegaban el oro y la plata procedente de las minas del otro lado del Atlántico. Fue el principal centro comercial y financiero del viejo continente. Si hasta 1492 destacó en su papel de relaciones públicas entre nuestra Península y el norte de África, recibiendo así la influencia de las culturas más desarrolladas del Mediterráneo oriental, tras el descubrimiento de América su posición junto con Portugal, que formaba el extremo final del continente europeo, cambió debido a la expansión territorial que se generó. Llegando a ser una próspera metrópolis cosmopolita a finales del s. XVI, a dónde emigraron tanto españoles de otras regiones como extranjeros. Incluso tuvo una intensa actividad en sus imprentas de las que surgieron muchos libros, vehículos estos de expansión de la información e intercambio cultural con otros pueblos. Unas de ellas fue la primera que se estableció en México en 1539.

        Sin embargo, el siguiente siglo, como escribió Antonio Domínguez Ortíz,  fue el de su caída en desgracia. Las crisis monárquicas, la perdida de territorios del Imperio, la gran disminución del comercio con América, la peste que mermó la población, la hicieron vivir uno de sus peores tiempos. Pero, curiosamente, el mayor auge de artistas y de realización de obras barrocas se dio en el siglo XVI I cuando la población estaba sufriendo más penalidades. Fueron costeados mayoritariamente por la Iglesia y, aunque parezca incongruente que se gastara más en Arte cuando aquella sociedad se encontraba en peor situación, esto respondía totalmente al carácter del Barroco dónde había que aparentar exageradamente para olvidar las angustias de la vida y donde Dios y la religión se convirtieron en los salvavidas de esos individuos atormentados.

     Por otra parte, creo que a Sevilla en nuestros días se la define como ciudad mayoritariamente barroca no solo por su arquitectura, sino porque el carácter de los sevillanos, en general, se aviene perfectamente con la tendencia exagerada y teatral del Barroco.

     Luis Racionero dice en su libro Textos de estética Taoístas que el ambiente físico de cada parte del mundo conlleva una cierta manera de pensar¿¿ El mar propicia una actitud argumentativa porque el ritmo vital es más rápido y la montaña contemplativa porque el ritmo vital es más reposado¿. Hay modos de pensar que sugieren paisajes concretos.

     Así podríamos imaginar a una Sevilla a orillas de un puerto importante, a través del cual se relacionó con múltiples pueblos y culturas y aprendió a recibirlos y a tener un carácter expansivo y abierto, y una Jaén, en territorio interior, menos relacionada con otras gentes, más recogida sobre sí misma y sin el trasiego de la otra.

    Estamos totalmente de acuerdo con Racionero ya que su comentario sintetiza toda la idea que hemos querido expresar con respecto a las ciudades de Jaén y Sevilla que retratan el carácter de sus habitantes, los cuales han heredado la huella dejada por sus antepasados con sus luces, sus sombras y sus fantasmas.

 

Bibliografía:

Domínguez Ortiz, A. (1974): Orto y ocaso de Sevilla. Sevilla.

Morales Padrón, F. (1981): Mínima Hª de Sevilla. Sevilla.

Racionero, L. (2008): Textos de estética Taoísta.  Madrid.

Roldán, M.J. (2014): Hª de Sevilla. Sevilla

Sánchez Martero, R. (2000): Hª Breve de Sevilla. Sevilla

VV.AA  (1983): Sevilla y su Provincia. Sevilla.

 

VV.AA (1989): Colección Nuestra Andalucía. JAÉN. Tomo II. Granada.

LA IMAGEN DE MIGUEL LUCAS DE IRANZO: UN CORTESANO PRECURSOR DEL RENACIMIENTO EN EL REINO DE JAÉN A FINALES DEL SIGLO XV. Manuel Jódar Mena Universidad de Jaén majodar@ujaen.es

Ramón Cozar Gutiérrez: Andrés de Vandelvira, vida y obra, 2. Doctorando de Historia (U.C.L. /ISBN- 84-9714-112-1).

Jódar Mena, M.: La imagen de Miguel Lucas de Iranzo: un cortesano precursor del Renacimiento en el Reino de Jaén a finales del siglo XV.   

 

 

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