Fecha de publicación 6/04/17 0:41
En un contexto en el que por razones obvias, la preocupación por el medio ambiente ha alcanzado cotas muy elevadas, los centros educativos no deben de quedarse al margen de esta corriente sostenible. Por ello, es necesario impregnar de valores ecológicos todos los niveles educativos. Todo ello de muy diferente forma, atendiendo principalmente a la evolución de los estudiantes en términos de madurez.
Una de mis aportaciones al grupo, fue buscar el gasto total de papel del curso anterior, con el fin de hacer comparaciones y a ser posible, reducirlo. Igualmente, cumplimenté una encuesta sobre indicadores ambientales en relación a mi trabajo en el instituto y del mismo modo, la cumplimentaron los alumnos de mi tutoría. Con los resultados de dichas encuestas, una vez procesados los datos, podremos extraer conclusiones que darán lugar a acciones previsiblemente constructivas, con el objetivo de minimizar el impacto que mi trabajo como docente y la rutina estudiantil del alumnado causan en el medio ambiente. Se trata de una encuesta realizada por la totalidad del centro.
También, me he esforzado por que los alumnos y alumnas minimicen el consumo de papel, tanto en los exámenes como en sus apuntes diarios. He incidido en la necesidad de aprovechar más la luz natural en detrimento de encender la artificial, siempre que sea posible. Y en el caso de mi tutoría, he nombrado a un responsable de vigilar que el ordenador está apagado a la hora del recreo y al acabar la jornada. Dichas acciones, hasta el momento, están funcionando bastante bien.
Hasta el momento, no he encontrado dificultades significativas y es más, el alumnado se ha mostrado en todo momento colaborativo, del mismo modo que el resto de integrantes del grupo de trabajo. Todo es susceptible de mejorarse pero por el momento, es demasiado pronto para extraer conclusiones, por lo que se debería seguir trabajando en la misma línea.