Grupos de trabajo

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Este grupo de trabajo se forma con el fin de trabajar la inteligencia emocional en los grupos de 1 ESO, y familias de los mismos. Preparación de material y formación de tutores y equipos educativos.

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La inteligencia emocional a través de la expresión oral (y 4)

Después de comentar en otras entradas del blog las exposiciones orales realizadas en el primer, segundo y tercer trimestre, voy a cerrar mi trabajo con algunas aclaraciones sobre la metodología y la evaluacion de estas actividades.

Para la realización de las presentaciones orales, dedicamos más del 60% del tiempo. Es mucho, pero suele merecer la pena. Durante las dos primeras semanas de clases, se explica a los alumnos la mecánica de la actividad, se les dice cómo deben preparar sus guiones y como memorizarlos y, por último, se les da una serie de consejos y recomendaciones para que su intervención resulte eficaz. En ningún caso, la activdad consiste en leer del papel lo que hayan escrito. Hay que hablar, hay que interpretar. El discurso tampoco puede improvisarse o "inventarse" sobre la marcha. La exposición debe estar perfectamente preparada y a la vez debe parecer natural y espontánea.

La redacción de la primera exposición (la presentación personal) se realiza en clase, con el apoyo del profesor, pero la preparación debe hacerse en casa: hay que ensayar una y otra vez hasta que todo salga perfectamente. A continuación, se asigna una fecha para la exposición de cada alumno. Salen dos por día, al principio de la clase. Las intervenciones deben durar al menos dos minutos y se recomienda que nunca excedan los cinco minutos, para que no resulten fatigosas ni aburridas.

Cuando el alumno termina su intervención, se abre un turno para que los compañeros puedan realizar observaciones y comentarios. Uno a uno, los alumnos que lo desean señalan al compañero que ha hablado cuáles han sido sus errores y sus aciertos.

Durante las intervenciones, el profesor toma nota de lo que dice el alumno y de cómo lo dice. Y también se anotan los comentarios que hayan hecho los otros compañeros. Estas notas servirán para calificar la actividad. Se tienen en cuenta multitud de aspectos, como la fluidez, la velocidad, el ritmo, el volumen, el tono, la vocalización, la naturalidad, los gestos, la mirada, la postura, la claridad, la elaboración del discurso (gramática, sintaxis, léxico), entre otros.

Por lo que se refiere a la inteligencia emocional, esta actividad permite trabajar muchas de las distinciones básica. Por ejemplo, permite a los alumnos identificar sus emociones y controlarlas. Lo normal es que los alumnos sientan vergüenza o timidez antes de hacer la primera exposición. Deben, por tanto, trabajar para superar esos miedos y favorecer la confianza en sí mismos. Además, la actividad los anima a hablar con espontaneidad y a compartir lo que sienten, tanto a los oradores como a los oyentes. Después de realizar la primera exposición, los alumnos se dan cuenta de que pueden superar su timidez y de que son capaces de afrontar retos como hablar en público.

La actividad también los motiva, porque se sale de la dinámica habitual en las clases de Lengua (escribir, leer). Y estimula su proactividad, ya que deben demostrar valor y buena disposición, controlando su capacidad comunicativa e imponiéndose a las circunstancias. La exposición oral también fomenta la comunicación entre iguales, la comunicación de adulto a adulto. El profesor se convierte en oyente de sus alumnos, se sienta entre ellos y se dispone a aprender de lo que dicen y de cómo lo dicen. Sus correcciones y observaciones son ofrecidas como consejos, como sugerencias, y se invita al alumno a que las siga: en ningún caso son impuestas, pues se pretende que el alumno descubra por sí mismo qué indicaciones pueden serle útiles y provechosas.

El control de la actividad que adquieren exposición tras exposición aumenta su autoestima. Pronto descubren que con suficiente preparación realizan magníficas intervenciones y obtienen altas calificaciones. Durante unos minutos se convierten en los protagonistas de la clase y se dan cuenta de que pueden actuar con autonomía: al terminar se sienten poderosos. Cumplir con los requisitos de cada exposición (ajustarse al tema propuesto, al tiempo, no leer la intervención, etc.) los enseña a ser responsables. Comprenden que el resultado de la exposición, hacerlo bien o mal delante de los compañeros, depende totalmente de su esfuerzo. Si la exposición sale mal, reflexionan sobre lo que deberían haber hecho de otra forma, y no lo hacen solos sino junto al resto de compañeros.

Por último, con estas actividades también hemos trabajado la idea de equipo. El orador mejora sus habilidades comunicativas y los oyentes aprenden de los compañeros, no solo de lo que dicen sino también de su manera de expresarse y de preparar sus intervenciones. Durante el turno de observaciones, reciben el apoyo de sus compañeros a través del feedback, de la información que los oyentes proporcionan sobre cómo ha resultado la exposición del ponente. Asimismo, todos aprenden a ser asertivos, a emitir críticas de forma respetuosa y constructiva, sin agresividad, y, por supuesto, a aceptar dichas críticas. Finalmente y como ya hemos comentado en este blog, la actividad también fomenta la empatía: los alumnos comprenden que pueden cambiar y mejorar su relación con los demás gracias al trabajo de la capacidad comunicativa. Se abren a los otros, comparten sus pensamientos y sus sentimientos, se comprenden a sí mismos y a los demás.

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