<<Casi lo habían logrado...con paciencia habían superado todas las pruebas y abierto las puertas que los había llevado hasta el centro neurálgico del sótano. Pero cuando al fin estaban orientando y configurando la antena parabólica, estableciendo los parámetros IP perdidos en el terminal, apareció él...el enemigo. La persona que infatigablemente y llevada por alguna clase de locura homicida no había dejado de perseguirlos a lo largo y ancho de la isla, atentando continuamente contra sus vidas. Y ahora estaba allí, con aquél rictus demoniáco en su rostro, apuntando a los supervivientes, como diciendo "Gotcha", "os pillé". Pero, en el último momento, cuando estaba a punto de apretar el gatillo, una sombra oscura cayó sobre él, derribándolo...¡Se trataba del mayor Tom!¡Seguía vivo! En un revoltijo de piernas y brazos ambos contendientes rodaron por el suelo del sótano perdiéndose en una de los muchos pasillos que partían desde su centro. Al cabo de un par de minutos que se hicieron interminables, se oyó un sonoro disparo. Nuestros heroes contuvieron la respiración...¿Quién había ganado? Y al tiempo, vieron aparecer al mayor con una herida en el hombro, pero al parecer superficial, porque una ancha sonrisa no vista hasta entonces adornaba su cara. Era la sonrisa de alguien que había cumplido con su deber, protegiendo al grupo hasta el último momento. Ahora sí, libres de temores, nuestros protagonistas pulsaron el botón de enviar. El mensaje estaba lanzado a la red de redes, sólo era cuestión de tiempo que recibieran una respuesta, pues había sido un mensaje de difusión, que buscaba alcanzar a cuantos más destinos posibles. 

 Y así fue, tras tan sólo media hora, mientras aún restreñaban sus heridas, un ruido los sacó de su ensimismamiento, eran las aspas de un helicóptero...el sonido de la salvación.>>