1.- Grado de consecución de los objetivos.

Los objetivos propuestos en el proyecto fueron:

A) Contribuir a que las asesorías ayuden -a partir de la interpretación de instrumentos objetivos- a una detección eficaz y real de las necesidades formativas de los distintos centros educativos.

B) Capacitar a las asesorías para que colaboren de manera eficaz en el diseño y elaboración de los planes de formación de los centros educativos.

C) Colaborar en la detección de fortalezas y oportunidades de mejora, en su clasificación y priorización dentro de un plan de formación.

D) Programar propuestas formativas a partir de dicha detección.

E) Contribuir a que el profesorado, tanto de manera individual como colectiva, tome conciencia del valor de integrar la autoevaluación de los resultados del centro dentro de un proceso de  mejora continuo, y que este se realice  de forma sistemática cada curso dentro del proceso de programación y evaluación del  proyecto educativo.

F) Concienciar a los centros de que este ha de ser un proceso participativo, en el que tomen parte todos los sectores implicados en su elaboración.

Desglosados los objetivos, debemos señalar que se han alcanzado en un grado más que satisfactorio. Para su evaluación hemos utilizado las rúbricas detalladas en el proyecto:

La metodología de trabajo que hemos seguido ha estado basada en la corresponsabilidad, la interacción y la participación igualitaria de todos los miembros. Para ello hemos trabajado de manera individual, en parejas, en pequeños grupos y en gran grupo. Cada uno de nosotros ha realizado una tarea individual, pero también ha trabajado con algún otro compañero o compañera. Además, en las reuniones de grupo, cada miembro ha realizado las aportaciones que ha considerado oportunas, con vistas a enriquecer el trabajo final.

Partiendo de que la formación es más eficaz si aúna esfuerzos y objetivos, hemos intentado, en la medida de lo posible, conectar nuestra formación en centros con nuestro trabajo diario. Así, nuestras reuniones de grupo se han realizado con cierta periodicidad y en ellas se han establecido las líneas de actuación comunes, y se ha hecho una puesta en común del trabajo desarrollado, así como de las estrategias utilizadas, de los logros y de las dificultades que se han ido encontrando, con vistas a que la realización de la autoevaluación sea lo más realista posible.

De hecho, hemos celebrado doce sesiones presenciales ¿de las que se ha dejado constancia en Colabora-, en las que hemos estado presentes todos los miembros de esta formación, excepto Luna Bautista Romero, de baja desde el 20 de octubre hasta el 5 de abril. El cómputo horario de estas sesiones ¿llevadas a cabo los días 12 de septiembre, 25 de septiembre, 18 de octubre, 24 de octubre, 25 de octubre, 26 de octubre, 30 de octubre, 3 de noviembre, 17 de noviembre, 9 de marzo, 7 de mayo y 22 de mayo- asciende a 43 horas. De todas estas sesiones, tres se han hecho mediante videoconferencia.  Ahora bien,  el grado de implicación y las aportaciones realizadas por cada uno de nosotros y de nosotras, tanto en la realización de las tareas asignadas como en el nivel de interacción en las dinámicas llevadas a cabo, no ha sido el mismo, al igual que en todos los ámbitos de la vida. Aquí debo reconocer que la coordinación no ha sido capaz de dinamizar más el grupo e implicar en mayor grado a los participantes que menos han aportado al mismo.

No obstante, el nivel de interacción ha sido aceptable, aunque debemos mejorar.

2.- Logros más significativos en el centro tras la transferencia de lo aprendido.

Todo el trabajo desarrollado ha redundado en beneficio de las asesorías, a las que se ha dotado de herramientas útiles que les han permitido y les permitirán seguir trabajando de manera más eficaz con los centros para una detección eficaz de sus necesidades formativas reales y para colaborar con ellos en la elaboración de sus respectivos planes de formación.

Del mismo modo, la elaboración de una documentación común y de un protocolo de actuación consensuado ha reforzado la imagen de unidad y trabajo colaborativo de este CEP, mejorando las relaciones con los centros de nuestro ámbito CEP, ya de por sí buenas, y reforzando las vías de comunicación entre asesorías y centros de referencia.

Igualmente, hemos conseguido que no pocos directivos y responsables de formación aprendan a interpretar los indicadores homologados y a que reflexionen sobre ellos con la intención de proceder a detectar las fortalezas y oportunidades de mejora, priorizándolas y clasificándolas dentro de un plan de formación.

Así mismo,  hemos conseguido que un número significativo de centros elaboren por primera vez un plan de formación en el que se recogen sus necesidades formativas de manera más o menos sistematizada y coherente, reduciendo considerablemente el número de ocurrencias formativas y ofreciendo, por tanto, una formación más adecuada a sus necesidades reales. Igualmente, los pocos centros que tenían elaborado un plan de formación lo han mejorado considerablemente, adecuándolo a sus necesidades reales y no quedando como un simple documento.

Además, hemos conseguido que parte del profesorado de nuestra zona tome conciencia del valor de integrar la autoevaluación de los resultados del centro dentro de un proceso de mejora continuo, y que este se realice de forma sistemática cada curso dentro del proceso de programación y evaluación del proyecto educativo.

Por último, hemos concienciado a los equipos directivos y responsables de formación de que este proceso ha de ser participativo y que deben tomar parte en él todos los sectores implicados. 

            No obstante, debo reconocer que aún queda mucho camino por recorrer y mucho margen de mejora; pues la formación es constante a lo largo de la vida y el deseo de superación, un objetivo irrenunciable.

3.- Logros más significativos en cada aula tras la transferencia de lo aprendido.

Como hemos señalado en diversos momentos, debido a la idiosincrasia propia de esta formación y de nuestro perfil como asesorías de formación, no se ha llevado a cabo ninguna actuación planificada en el aula, pero estamos convencidos de que la elaboración de planes de formación basados en un análisis de las necesidades formativas reales de los centros mejorará de manera directa el proceso de enseñanza-aprendizaje.

4.- Productos, evidencias de aprendizaje que se han adquirido

Los productos y evidencias de aprendizaje más tangibles son:

- La elaboración de una serie de documentos útiles para que las asesorías colaboren de manera eficaz en la elaboración de los planes de formación con sus centros de referencia.

- El diseño de un protocolo de actuación en los centros educativos con vistas a una detección eficaz de sus necesidades formativas reales, concretadas en un plan de formación.

- La realización de una presentación en power-point de cómo elaborar un plan de formación.

- La creación de un repositorio con todos los planes de formación en los que las asesorías han colaborado.

- La actualización de espacios para compartir, actualizar, realizar y divulgar dicha documentación entre las asesorías.

- La elaboración de una breve guía sobre cómo elaborar un plan de formación.

5.- Dificultades encontradas

            Las principales dificultades encontradas han sido:

- La ausencia de un trabajo previo realizado por nuestro CEP en esta dirección.

- La ausencia de planes de formación en la práctica totalidad de los centros educativos de nuestro ámbito CEP.

- La sobrecarga de trabajo de las asesorías, de los equipos directivos y de los responsables de formación.

- La distancia geográfica entre nuestras dos sedes, y entre ambas sedes y los centros de referencia.

- Las reticencias de algunos equipos directivos y/o responsables de formación.

- La baja de nuestra compañera Luna Bautista Romero desde el 20 de octubre hasta el 5 de abril, cuyos centros no han podido ser atendidos por las demás asesorías en lo que a esta formación en centros respecta.

6.- Aspectos susceptibles de mejora

            Como puede observarse en toda la memoria, he renunciado al autocomplaciente tono celebrativo y grandilocuente, de extrema satisfacción con el trabajo realizado que suele emplearse en estos casos. Prefiero ver las carencias que hemos tenido como vía para mejorar. En este sentido, considero que debemos reforzar los siguientes aspectos, que considero fundamentales:

• La coordinación debe conseguir que todos los miembros de la formación se impliquen al máximo y den lo máximo de sí mismos.

• Debemos visibilizar más nuestro trabajo de cara a los centros, haciéndolos copartícipes de nuestro proceso formativo al igual que nosotros lo somos del suyo.

• Debemos usar más aún las nuevas tecnologías para paliar la distancia física existente entre nuestras dos sedes y, sobre todo, entre nuestras sedes y nuestros centros.

• Deberíamos tener una respuesta rápida y eficaz para repartir el trabajo de un compañero o compañera que esté de baja; aunque esto es sumamente difícil vista la sobrecarga de trabajo que sufrimos las asesorías.