Una vez completadas tanto las acciones formativas llevadas a cabo con ponentes externos como las autoformativas, llegó la hora de poner en práctica lo asimilado y acompañar a los centros en la detección de sus necesidades formativas reales y en la elaboración de sus respectivos planes de formación.
Tras la "Jornada de formación sobre análisis e interpretación de indicadores homologados", celebrada el 18 de octubre de 2017, y la "Jornada sobre elaboración del Plan de Formación", que tuvo lugar el 26 del mismo mes, he intensificado el contacto vía telefónica y vía correo electrónico con mis centros de referencia con la intención de colaborar en la detección de sus necesidades formativas y en el diseño de sus respectivos planes de formación.
Estos contactos previos a una reunión física entre el responsable de formación, dirección del centro y asesoría han sido bastante fructíferos, pues han permitido avanzar en la elaboración de la documentación en cuestión y han ayudado a solventar no pocas dudas surgidas en el proceso de confección de la misma.
Todo el trabajo se ha articulado a partir de la premisa de que la asesoría está para facilitar, encauzar y acompañar a los centros, nunca para imponer una línea de actuación que anule su autonomía.
Cada centro ha demandado un ritmo de trabajo distinto, atendiendo a su idiosincrasia y a sus necesidades. De hecho, en todos los casos -excepto en dos-, antes de la citada sesión presencial, celebrada entre finales de enero y febrero, la asesoría ha tenido entre sus manos una copia más o menos avanzada del plan de formación.
Este análisis previo de dicho documento y de los indicadores homologados ha permitido que nuestra labor sea más eficaz y eficiente. Al respecto de los indicadores homologados, sin quitarle valor ni utilidad a la matriz, debo resaltar que, personalmente, el estudio individualizado de cada indicador me ha permitido apreciar matices, oportunidades de mejora y fortalezas que pasan inadvertidos en la matriz, y que han resultado interesantes para, a partir de ellos, trabajar en los siguientes puntos:
1.- Análisis y reflexión conjunta sobre los indicadores homologados del centro.
2.- Detección de necesidades formativas, basadas en dicho análisis.
3.- Análisis y reflexión conjunta del plan de formación, vinculado a los documentos anteriores.
4.- Realización conjunta de la encuesta final de necesidades del centro en materia de formación.
Tras esta sesión presencial se ha seguido manteniendo el contacto telefónico y por correo electrónico entre asesoría y responsables de formación para hacer un seguimiento de la implementación de las sugerencias dadas por la asesoría. En este sentido, y respetando el ritmo de trabajo de cada centro, la asesoría ha estado abierta a cualquier consulta y a la lectura y análisis de cualquier modificación que se le haya comunicado.
Cierro la presente entrada valorando muy positivamente la colaboración y la fluidez de la relación entre asesoría y centros de referencia, aunque obviamente todavía queda trabajo por hacer en esta dirección. Y, para ello, me baso en el dato de que diez de mis once centros de referencia han elaborado a lo largo del presente curso un plan de formación propio.