Todos cometemos errores en algún momento de nuestra vida y todos merecemos segundas oportunidades. Con frecuencia, nuestros alumnos actúan de un modo impulsivo sin pararse a reflexionar en las consecuencias de conducta. Luego, en frío, cuando analizan racionalmente su comportamiento, se dan cuenta de que han cometido un error, pero ya es tarde porque ya tienen un parte de disciplina como sanción. Por ello, una medida que puede ser favorable para estos alumnos que se arrepienten de un modo sincero, es el parte positivo, con el que pueden anular el parte de disciplina y conseguir evitar una posible sanción más grave por acumulación de partes. Tras firmar un contrato de conducta con el tutor y el jefe de estudios, el alumno se compromete a tener una hoja de seguimiento conductual durante cinco días lectivos. Conviene que la familia también se implique en este proceso para que sea más efectiva. En la hoja de seguimiento, todos los profesores irán firmando al final de cada clase en el caso de que el alumno presente la conducta adecuada. Si al final de ese período se ha notado un cambio favorable, se efectuará el parte positivo y el alumno podrá beneficiarse de anular por completo la sanción. Es una medida que puede motivar realmente al alumno que verá está oportunidad como una posible salida a mejorar su comportamiento.