La valoración de lo llevado a cabo hasta ahora en este grupo de trabajo es, en verdad, bastante positiva, tanto si atiendo a mi implicación personal, como si hago referencia a la del resto de personas que desarrolan esta labor. Es gratificante observar cada lunes a niños y niñas que esperan impacientes la llegada de la hora del recreo para poner en práctica un nuevo que juego, que, conozcan o no, es igualmente motivador para ell@s, máxime teniendo en cuenta que su profesora o profesor les acompaña en el mismo e incluso, a veces, forma parte de él; esto les llena enormente, pues el/la docente es su principal referente y modelo a seguir y relacionarse con este/a fuera del aula, en un ambiente distendido y lúdico es, a buen seguro, motivo de satisfacción para el alumnado. Además, los objetivos que nos marcamos al iniciar este proyecto van materializándose, a paso lento pero firme, con cada práctica y ya, lo que comenzó como propósito, se va convirtiendo en certeza.
Así pues, continuar con esta enriquecedora labor de juego se hace imprescindible para todos si queremos conseguir que nuestros alumnos "aprendan a jugar", no solo porque les divierte y les hace felices, sino también porque forma parte de su desarrollo integral, porque es una necesidad biológica... que la escuela puede, con un poco de esfuerzo, ayudar a satisfacer.