Cuando las personas pensamos cómo podemos cambiar algo para que sea mejor, imaginamos. Y esa imagen no siempre se corresponde con la realidad.
Al recordar mi experiencia de juegos de años pasados en otro colegio, pensé en la posibilidad de que el momento del recreo del Colegio Francisco García Amo fuera diferente, que fuera factible vencer la tiranía del balón y que nuevos juegos asomaran por el patio para que nuestro alumnado no sólo aprendiera y conociera otros juegos sino que aprendiera normas, aprendiera a respetarse, aprendiera a jugar.
Y sí, a veces, la realidad supera a la ficción. Lo que empezó siendo un proyecto de juego se ha convertido en algo más.
Pequeños y grandes, alumnado y maestros de los cursos primeros, segundos y terceros, y maestros del Equipo de Orientación del Cole juegan, jugamos todos los lunes, llueva o haga sol.
Observamos que los niños y niñas aprenden, juegan y se divierten.
Todos los miembros del grupo Y si aprendemos a jugar tod@s se han implicado en este proyecto: unos explican y participan en los juegos; otros realizan fotos, imágenes para el recuerdo; otros piensan a qué jugar cada lunes, tanto para el patio como para la clase, en el caso de que llueva y no podamos salir al patio y elaboran las fichas de juego. Un equipo bien organizado que funciona.
Es cierto que siendo más ambiciosos queda camino por andar:
- Elaborar un distintivo que nos identifique.
- Darle publicidad en la comunidad educativa al hecho de dinamizar el patio del recreo por parte de un grupo de maestros/as del Centro.
- Realizar los juegos más días a la semana (dos al menos) para que puedan participar otros grupos de alumnado, sobre todo, en los que existan alumnos/as con dificultades de cualquier tipo (timidez, rechazo del grupo, dificultades en habilidades sociales,¿).
- Potenciar la creatividad del alumnado con la realización de juegos inventados por el mismo.
- Dinamizar los juegos del alumnado de E. Infantil para favorecer la interacción de alumnado con dificultades pragmáticas.
Este camino que queda puede que sea o no factible durante este curso escolar.
En cualquier caso, el hecho de ser ambiciosos en nuestro proyecto, no puede nublar la realidad de lo conseguido:
- El patio del recreo se llena de juegos diferentes.
- L@s maestr@s vuelven por unos momentos a su infancia y recuerdan juegos de su niñez.
- Los niños y niñas se divierten jugando y aprendiendo.
No hemos encontrado otras dificultades que las propias antes de que un proyecto empiece a funcionar. Esto es, las que se refieren a organización de los juegos y del equipo.Y las dificultades que conllevan la adaptación de juegos a otros espacios para solventar las inclemencias del tiempo.
Los primeros días que surgió la lluvia en la escena del juego, tuvimos que adaptar los juegos al ámbito de la clase.
También fuimos viendo que un juego era insuficiente para todo el recreo porque era difícil mantener la ilusión con el mismo. Y que había que descartar los juegos eliminatorios porque excluían al alumnado, aunque fuera por un periodo corto de tiempo y fomentaba la competencia mal entendida.
Pero todas estas dificultades se fueron resolviendo poniendo más dosis de previsión y planificación y una gran dosis de entusiasmo.
Como una imagen vale más que 1000 palabras, me detengo un momento para recordar a nuestros niños y niñas de los grupos que juegan, y a los no tan niños y niñas, un lunes cualquiera de este trimestre. Si congelamos la imagen, lo que se puede percibir es esto: entusiasmo e ilusión en las miradas de niños y niñas.
¡Enhorabuena a todo el Equipo!
Mª Soledad Jiménez Urbano. Coordinadora del grupo de trabajo ¿Y si aprendemos a jugar tod@s...?