Otro instrumento con el que contamos los seres humanos, para resolver conflictos, además de la inteligencia, es nuestra capacidad espiritual, que se caracterizaría por una gran capacidad de amar y el respeto a nuestra libertad y la del otro. Si esta capacidad espiritual no está desarrollada, fácilmente entraremos en conflicto. Un gran problema es, cuando la persona no reconoce esa capacidad espiritual, y trascendental, se vuelve un escéptico y se niega a buscar cambios en este sentido. El desarrollo espiritual no es fácil, se requiere de un esfuerzo individual importante que surge de una necesidad de superación de las debilidades humanas, para ir, transformándolas en fortalezas que van iluminando la conciencia, para que avance hasta la experiencia profunda de nosotros mismos.
El desarrollo de este conocimiento y experiencia de nosotros mismos, nos ayudará a cometer menos errores, y por tanto menos sufrimiento y más felicidad.