Cuando llegué al centro me encantó la idea de que se estuviera llevando a cabo este proyecto de " Resolución de conflictos y equipos de mediación". Conocía ya el proyecto. Había sido implantado en el centro en el que he pasado muchos años de mi carrera docente y sabía que funcionaba. De mi experiencia sé que el alumnado lo hace suyo. Los mediadores se terminan implicando sobremanera y los alumnos recurren a él de manera totalmente normalizada.
Desconocía, no obstante, el camino que es necesario recorrer para implantar una nueva metodología en un centro referente a este aspecto. Y este año lo he podido vivir.
Hay que destacar que enraizar una nueva forma de hacer las cosas no suele ser tarea fácil. Cambiar la forma de hacer las cosas, sobre todo cuando se está habituado a realizarlas de una manera, requiere tiempo y esfuerzo. Sin embargo considero que implantar la resolución de conflictos no está siendo tan difícil, ya que los sectores implicados (profesorado, madres y madres y alumnado) han detectado muy rápidamente las ventajas que ello supone y las amplias posibilidades que tiene su aplicación.
Por todo ello sólo me falta recomendar encarecidamente que el proyecto continúe implantándose en el centro, y que todos sus miembros lo hagan suyo como una técnica naturalmente adquirida para gestionar los pequeños (o grandes) conflictos que puedan surgir.