Con esta ténica, se pretende enseñar a los niños pequeños a autocontrolarse, propiciando la contención de emociones negativas para evitar estallidos que puedan empeorar los conflictos. Es muy útil para niños pequeños, de Ed. Infantil y primer ciclo de Primaria
Se trabaja a partir de un cuento, que hemos adaptado y escribimos a continuación.
Había una vez una tortuga llamada ¿Tortuguita¿ que tenia 6 años y no le gustaba mucho ir al cole, porque pasaban muchas cosas que le hacían enfadarse mucho, gritar, patalear y pelearse con todos. Sólo quería dibujar y pintar, no hacía caso a su maestra porque creía que podía hacer lo que quisiera y cuando quisiera. Tampoco quería colaborar con nadie, si su opinión no era la que se seguía, terminaba enfadada. Tooooooodos los días tenía problemas con los compañeros, con la maestra¿y después se sentía muy mal y triste.
Un día encontró a una tortuga muy mayor, por lo menos tendría 100 años, que le dijo que quería ayudarla. Con mucho misterio le dijo:
-Te contaré un secreto...-
-¿Cuál?- preguntó curiosa Tortuguita. La vieja tortuga sonrió y le dijo:
-"Tú llevas encima de ti la solución a tus peleas, insultos, líos, gritos y rabietas"-.
-"Pero,... ¿cuál es ese elemento mágico?-, insistió Tortuguita.
-"!Es tu caparazón!"- respondió la vieja tortuga- Puedes esconderte dentro de él cada vez que vayas a enfadarte, gritar, molestar, insultar, pelearte,¿Y dentro de tu concha te sentirás a gusto y tranquila.
-"¿Y cómo se hace?"- preguntó de nuevo Tortuguita.
-"Encoge los brazos, las piernas y la cabeza y apriétalas contra tu cuerpo. Cierra los ojos y piensa: Estoy más tranquila, no voy a pelearme, no voy a molestar a nadie". La vieja tortuga prosiguió, -No salgas de tu caparazón hasta que sientas que la rabia ha desaparecido, si la aprietas fuerte, desaparecerá por arte de magia-
A continuación, Tortuguita practicó un poco y la vieja tortuga vió que, si se lo proponía, podría conseguirlo: -¡Muy bien! Lo has hecho muy bien. Hazlo así cuando vayas a la escuela y verás cómo las cosas cambian-.
Al día siguiente Tortuguita se fue al colegio y, cuando llegó la hora de trabajar en grupo, empezó a enfadarse porque un compañero le había dicho una cosa que no le gustó nada... Todo el mundo pensaba que Tortuguita empezaría a repartir patadas, gritos y empujones pero, en lugar de todo eso, Tortuguita respiró hondo y pensó: -"Tengo que poner en práctica lo que me dijo la vieja tortuga: meterme en el caparazón y aguantar mi rabia hasta que desaparezca"-. Así lo hizo y no hubo ninguna pelea, ninguna rabieta, ningún grito.
La maestra y los demás compañeros se quedaron muy sorprendidos. No tardaron en felicitar a Tortuguita por el esfuerzo que acababa de hacer, ya que todos la querían y se sintieron orgullosos de su comportamiento. Tortuguita estaba muy contenta, realmente merecía la pena seguir adelante controlando su ira, así que siguió haciendo lo mismo cada vez que pensaba que iba a portarse mal y la clase estuvo muy a gusto con ella.
!Todas las Tortuguitas merecen una segunda oportunidad! FIN