El aprendizaje-servicio aparece en mi experincia docente en estos dos últimos años, gracias a que en el centro donde me encuentro ejerciendo actualmente lo utiliza plenamente como una metodología alternativa, con la que se consigue un aumento del compromiso del alumnado, una mejora académica, un fomento del desarrollo personal y social del discente, un mayor apoyo de la escuela a la comunidad y viceversa, se asocia con un entorno escolar positivo y por supuesto incrementa el compromiso y la motivación del profesorado que lo llevamos a la práctica.
Actualmente vivimos en un momento de enormes cambios en la sociedad y nosotros los maestros, nos preguntamos continuamente qué es lo que queremos que sepan y sean capaces de llevar a la práctica nuestros alumnos. Creo que la respuesta la encontramos en el aprendizaje-servicio como el principal motor para dotar a nuestros niños de todo tipo de valores cívicos, democráticos, de responsabilidad, etc.
Por tanto el aprendizaje-servicio es una práctica que favorece la implicación de la comunidad educativa y que combina la intencionalidad pedagógica y la intencionalidad solidaria, pues es una forma de aprender haciendo un servicio a los demás.
El artículo "Una brújula para orientar el talento" no es más que un ejemplo de esta práctica innovadora.