Como dificultad encuentro la falta de formación existente el poco apoyo desde la Consejeria de Educación, que imponen unas restricciones horarias que dificultan enormemente este tipo de trabajo. La falta de horas de coordinación del equipo docente dificulta el buen rítmo de trabajo. Se añade a esto la poca existencia de recursos humanos. Estos dos ítems van enlazados, ya que si Consejería no da facilidades para este tipo de metodologías, los docentes se tienen que formar por su cuenta. Por ello, esto es una amenaza clave para los centros. Además, año tras año llegan docentes nuevos, a menudo sólo para un año ya que son provisionales y la mayoría, no han trabajado mediante esta metodología.
Por otra parte, como ventaja, cabe destacar que el profesorado presenta buen clima de trabajo.
Por último, como oportunidades más eficaces se encuentra el gran apoyo de las familias. Gracias a la implicación de los docentes se ha conseguido que las familias se muestren positivas hacia esta metodología y incluso participen de ella.
En el marco teórico se puede comprobar como la LOMCE (2013) favorece este tipo de metodologías participativas, pero en la puesta en práctica, parece que no sea así.
Este tipo de metodología, tan presente en la educación Infantil, no está tan presente en la
educación Primaria, pero esto no quiere decir que sea imposible implantarla, únicamente cuesta más trabajo al profesorado que otros tipos de metodología, pero parece ser más efectiva, dada la época en la que estamos. Ahora el docente no se debe ceñir solo al libro de texto, ya que se vive en una época tecnológica y el alumnado sabe utilizar gran parte de recursos tecnológicos, por eso se ha de aprovechar esta situación ya que agrava la motivación del alumnado, que se siente sujeto activo en su educación.