Una vez finalizada la revisión bibliográfica acordada sobre el libro ¿La formación y el desarrollo profesional del profesorado. Hacia una nueva cultura profesional¿ de Francisco Imbernón, me gustaría destacar algunos aspectos que han resultado de mi interés y que considero de especial relevancia para el desempeño de la función asesora.

• En el libro, se detalla minuciosamente cómo la educación está sometida a un análisis público constante y, en cuanto a formación del profesorado se refiere, la tendencia predominante es la de promover una nueva cultura profesional donde la formación esté unida al desarrollo de nuevas competencias docentes.

• ¿Qué tipo de cultura profesional deberíamos potenciar?

Aquella que fomente el desarrollo de procesos autónomos de trabajo docente, que asuma la importancia de compartir procesos, la necesidad de un desarrollo actitudinal y emocional del colectivo ante los problemas que aparecen en la enseñanza y que sea capaz de crear estructuras organizativas que posibiliten procesos de formación horizontales, permanentes, colaborativos, participativos, basados en el diálogo entre iguales y ligados a proyectos de innovación.

El profesorado debería moverse hacia una nueva formulación colectiva de metas y estrategias destinadas a aumentar su consideración y estatus social.

• Según Francisco Imbernón, la formación debería desarrollarse atendiendo a cinco ejes fundamentales:
  • Del problema a la situación problemática; para cambiar la educación resultará fundamental cambiar al profesorado y los contextos donde éste interactúa, entre ellos, la propia institución educativa.
  • De la individualidad al trabajo colaborativo; hoy día, la enseñanza se ha convertido en un trabajo colectivo. Es por ello que se nos alienta a potenciar grupos de trabajo colaborativos, comunidades de formación y de intercambio de ideas o experiencias, equipos de investigación sobre la propia práctica educativa¿
  • Del objeto de formación al sujeto de formación; el profesorado debe asumir que la formación será una constante en su vida profesional.
  • De la formación aislada a la formación comunitaria; compartir procesos educativos y formativos por parte de la comunidad educativa.
  • De la actualización a la creación de espacios; la formación pasa de ser un proceso de actualización para convertirse en un espacio de reflexión, formación e innovación dentro de las escuelas. Menos experiencias de innovación y más innovación institucional.

• ¿Cuáles son las orientaciones conceptuales actuales en cuanto a formación del profesorado?

Fundamentalmente, se proponen procesos formativos que capaciten al docente en conocimientos, destrezas y actitudes y que permitan desarrollar profesionales reflexivos, críticos e investigadores en el aula con el fin de abandonar el concepto de profesor experto-técnico tan tradicional y tan arraigado hasta la fecha.

Es por ello, que el asesor tiene que trabajar por un modelo de formación centrado en trabajar la persona y la colegialidad. Un modelo de asesoramiento de proceso que incentive la formación en red y reafirme que la unidad de cambio no es el profesorado e introduzca la formación en las escuelas.

• ¿Cuáles son los pasos a seguir para afianzar esta nueva cultura profesional?

En primer lugar, hablamos de una formación inicial de calidad centrada en procesos de investigación-acción, capaces de vincular teoría y práctica y, en segundo lugar, de una formación permanente que permita al profesorado reflexionar sobre su propia práctica y realizar procesos constantes de autoevaluación, trabajo en equipo y de intercambio de experiencias.

• Es interesante destacar las reflexiones que se recogen acerca del profesorado novel y referidas a cómo se produce su socialización en la cultura profesional, cuáles son los problemas comunes que presentan y cómo los primeros años de ejercicio docente están basados en el aprendizaje vicario y la imitación de los profesionales más cercanos. En ocasiones, corriendo el riesgo de perpetuar prácticas que no van acompañadas de procesos reflexivos ni innovadores.

De ahí que, se recojan algunas pautas que, como asesores y asesoras de formación debemos conocer y tener en cuenta para el diseño de formaciones de profesorado novel; entre ellas, prácticas de triangulación, tutorización mediante mentores y aportaciones desde la experiencia.

• ¿Qué modelos de formación permanente del profesorado encontramos?

Son diversos los modelos de formación que encontramos, pues las concepciones, la aplicación, la gestión o la investigación que hacen de la formación es distinta:

• Modelo de formación orientado individualmente; cada profesor planifica y selecciona las actividades formativas que pueden ayudarle a satisfacer sus necesidades.
• Modelo de observación y evaluación; la reflexión y el análisis como medios fundamentales para el desarrollo profesional.
• Modelo de desarrollo y mejora; los adultos aprenden de manera más eficaz cuando tienen la necesidad de resolver situaciones problemáticas contextualizadas.
• Modelo de entrenamiento o institucional; el formador es quien selecciona las estrategias metodológicas formativas avaladas y verificadas por investigaciones para una enseñanza eficaz.
• Modelo de investigación o indagativo; que requiere que el profesorado identifique áreas de su interés, formule cuestiones sobre su propia práctica, encuentre respuesta a los problemas de la enseñanza y crezca como individuo.
• Modelo de formación y cultura profesional; Francisco Imbernón promueve un modelo de formación centrado en los modelos de desarrollo y mejora y en el modelo indagativo que, fundamentalmente promueva que todo aprendizaje es valioso cuando sea experiencial y parta del estudio de situaciones problemáticas y donde la adquisición de conocimientos ha de tener lugar de forma interactiva y reflexiva, vinculando desarrollo individual a desarrollo profesional y desarrollo de la institución.

• ¿Cómo deberían ser los programas de desarrollo y perfeccionamiento profesional?

Fundamentalmente, deberían tener la finalidad de provocar el cambio, la mejora educativa y la innovación, fundamentándose en los siguientes pilares:

• Aprender investigado de forma colaborativa.
• Conectar conocimientos previos.
• Aprender mediante reflexión y resolución de situaciones problemáticas.
• Aprender en ambientes de colaboración, interacción y comunicación social.
•  Elaborar proyectos de trabajo e indagación conjuntos.

• ¿Qué propuestas de formación son las más adecuadas para la mejora profesional mediante la reflexión sobre la práctica?
  • Cuestionarse qué, por qué y cómo se hacen las cosas.
  • Enfatizar la indagación como herramienta de aprendizaje.
  • Situarse en contextos variados y diversos.
  • Formular hipótesis.
  • Buscar, identificar y resolver problemas.
  • Evaluar lo que funcionó, lo que no se hizo y por qué.
  • Tomar decisiones sobre la práctica profesional.
  • La consideración del centro educativo como núcleo de desarrollo profesional.
  • Una formación más autónoma y colaborativa para los centros educativos.

• ¿Qué pueden hacer los centros del profesorado para el desarrollo profesional de los docentes?

Fundamentalmente, favorecer la participación, la interacción y atender las necesidades del profesorado, siendo punto de encuentro para el intercambio de ideas y experiencias.

Así mismo, y con el fin de motivar a los profesionales, debemos potenciar la formación entre iguales.

• ¿Cuáles son las funciones básicas de la asesoría?

Es bien sabido por todos que las tareas de la asesoría no se limitan a la gestión de la formación.

Hoy día, la formación necesita de asesores capaces de diagnosticar e intervenir ante las problemáticas y demandas del profesorado con objeto de dar respuesta a situaciones diversas que se presentan en las aulas y/o centros.

El papel de guía y mediador, ser el catalizador que ayuda a generar conocimiento compartido, constituirán los pilares básicos de la práctica asesora.

• La formación, entendida como proceso de cambio, siempre provocará resistencia. Más aún, cuando ésta es entendida como imposición, arbitraria y poco útil. De ahí la importancia que tiene sentar las bases de una nueva cultura profesional centrada en la inquietud colectiva por mejorar la práctica y encontrar nuevas vías de acción centradas en las necesidades democráticas del profesorado y de los centros.

Para finalizar, considero que esta revisión bibliográfica realizada ha sido tremendamente  útil y clarificadora.

En primer lugar, me ha permitido replantearme qué modelo de asesoría estoy desarrollando, y en segundo lugar, si el de modelo de formación que estamos promoviendo en nuestros centros de referencia es el más adecuado para sentar las bases hacia una nueva cultura profesional.