Tengo que destacar, como este curso me ha hecho reflexionar sobre mis actuaciones y convivencias con mi alumnado. He podido entender, casi por primera vez, que son más maduros y necesitan expresar sus emociones a diario, mucho más de lo que yo creía. Necesitan emocionalmente, siempre y al máximo, respeto, cariño, críticas en positivo, así como sentirse muy queridos.
En mi práctica con ellos, relacionada con las lecturas, comentarios de ellas, actividades que hemos trabajado y aprendido en el curso, me he dado cuenta como los alumnos necesitan ser emocionalmente muy atendidos, muy considerados, expresándoles lo importante y únicos que son, dedicándoles atención, respeto, consideración máxima y como les gusta que se les ayude, corrigiendo siempre en positivo.
Han expresado, con frases en Inglés, que cosas no les agradaba de mi relación o actuaciones con cada uno de ellos y con la clase en general, cuándo se sentian bien con otras actuaciones mías.
Y han escrito, leído y expresado qué actuaciones o hechos hacen ellos, individualmente y en grupo-clase, qué actuaciones, qué comportamientos no me agradan, ni me satisfacen, no me ayudan a realizar mi trabajo con ellos. Han reflexionado con mi ayuda como muchas actuaciones o comportamientos míos son consecuencias también de sus actuaciones, de sus actitudes, sus convivencias o comportamientos y viceversa.
Hemos llegado a las conclusiones de que podemos ser más felices, trabajar más relajados y convivir mutuamente con mejores resultados, si tenemos empatía, si expresamos, como con esta actividad, cómo estamos , cómo nos sentimos y qué no nos gusta, de lo que hacen los demás, dicen o cómo lo dicen de nosotros.
Seguiré profundizando en el estudio y trabajo de las inteligencias emocionales, considerando a mi alumnado y a todos los que forman parte de mi familia y de mis relaciones sociales, con las consideraciones importantísimas de que mi ayuda, respeto, crítica constructiva y actuaciones con cada uno y con todos ellos debe pasar primero por conocer qué y cómo les gusta a ellos que se les corrija, que se les hable, cómo se sienten mejor cuando les ayudo, cuando les pido atención, buen trabajo y esfuerzo según sus posibilidades y todo ello siempre será en positivo, con mucho cariño, tono de voz dulce, tierno, aunque con determinación, dándoles la confianza, el cariño, el respeto y seguridad, para que su autoestima, autocrítica o convencimiento de que pueden ser mejores y hacer mejor, sea y venga de las emociones que hacen se sientan mejores, más capaces, alegres y felices, porque la vida tiene que ser vivida en todas las facetas, la del trabajo también genera emociones muy enriquecedoras, porque tienen que tener o conllevar connotaciones de emociones positivas, sobre todo y lo más importante, para el yo de cada uno.